Mafalda, el popular personaje de historieta argentino que cumple 50 años desde su primera publicación, volvió este martes a la vida, al menos por un rato, en un homenaje a su creador, Joaquín Salvador Lavado, "Quino", en Buenos Aires.
A salón lleno, la sede del Ministerio de Educación argentino acogió un acto de tributo a "Quino" en el cumpleaños de medio siglo de Mafalda, la historieta que publicó el dibujante argentino entre 1964 y 1973 y que dio la vuelta al mundo con su mirada crítica y tierna de la sociedad.
Apenas Joaquín Lavado pisó el salón donde se realizó el acto, las casi 200 personas que lo esperaban se pusieron de pie y aplaudieron su camino hasta el escenario, donde durante una hora se honró al trabajo del historietista oriundo de Mendoza, al oeste del país.
El encargado de la apertura del evento fue el narrador Claudio Ferraro, quien interpretó un diálogo con Mafalda, materializada en una pequeña estatua, en el que replicó reflexiones memorables de la niña respecto de la solemnidad de la escuela, los padres y el mundo.
Durante el evento, acompañaron y dedicaron unas palabras a Quino el ministro de Educación argentino, Alberto Sileoni; el secretario de Educación, Jaime Percyk; el editor que trabajó con el artista desde 1970, Daniel Divinsky; y el escritor Juan Sasturain, amigo del homenajeado.
"Mafalda es una obra maestra fechada, es una enciclopedia", afirmó Sasturain sentado al lado de un Quino al borde de las lágrimas al escuchar a su colega y al ver un vídeo que recopilaba fragmentos de su emblemática tira, que el artista se resiste a volver a dibujar tras casi cuarenta años de su última publicación.
Quino descubrió junto con el ministro de Educación una maqueta del mural que tendrá la niña que odia la sopa en el edificio del Ministerio de Educación argentino.
En un salón dedicado sólo a obras artísticas, una gigante Mafalda leyendo un libro compartirá espacio con otros dos murales, uno de Eva Perón y otro de docentes desaparecidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).
El secretario de Educación presentó también "Mafalda para armar", una colección de diez libros de la tira, que se repartirán en escuelas públicas e institutos de formación docente de toda Argentina.
También se presentó una publicación de los Derechos del Niño traducida al español y en siete lenguas originarias de diferentes regiones del país e ilustrada por el ganador del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el pasado mayo.
El final del acto estuvo en manos del homenajeado, quien remarcó que entregó todo de él en su trabajo y agradeció a la escuela pública, tan criticada por su formalidad en la voz de su niña predilecta, pero tan querida a la vez por él mismo.
El cierre de Joaquín "Quino" Lavado fue el momento más esperado y, con frases simples y concisas, fiel a su estilo, hizo ponerse de pie y conmovió a todos los que lo escucharon.
A salón lleno, la sede del Ministerio de Educación argentino acogió un acto de tributo a "Quino" en el cumpleaños de medio siglo de Mafalda, la historieta que publicó el dibujante argentino entre 1964 y 1973 y que dio la vuelta al mundo con su mirada crítica y tierna de la sociedad.
Apenas Joaquín Lavado pisó el salón donde se realizó el acto, las casi 200 personas que lo esperaban se pusieron de pie y aplaudieron su camino hasta el escenario, donde durante una hora se honró al trabajo del historietista oriundo de Mendoza, al oeste del país.
El encargado de la apertura del evento fue el narrador Claudio Ferraro, quien interpretó un diálogo con Mafalda, materializada en una pequeña estatua, en el que replicó reflexiones memorables de la niña respecto de la solemnidad de la escuela, los padres y el mundo.
Durante el evento, acompañaron y dedicaron unas palabras a Quino el ministro de Educación argentino, Alberto Sileoni; el secretario de Educación, Jaime Percyk; el editor que trabajó con el artista desde 1970, Daniel Divinsky; y el escritor Juan Sasturain, amigo del homenajeado.
"Mafalda es una obra maestra fechada, es una enciclopedia", afirmó Sasturain sentado al lado de un Quino al borde de las lágrimas al escuchar a su colega y al ver un vídeo que recopilaba fragmentos de su emblemática tira, que el artista se resiste a volver a dibujar tras casi cuarenta años de su última publicación.
Quino descubrió junto con el ministro de Educación una maqueta del mural que tendrá la niña que odia la sopa en el edificio del Ministerio de Educación argentino.
En un salón dedicado sólo a obras artísticas, una gigante Mafalda leyendo un libro compartirá espacio con otros dos murales, uno de Eva Perón y otro de docentes desaparecidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).
El secretario de Educación presentó también "Mafalda para armar", una colección de diez libros de la tira, que se repartirán en escuelas públicas e institutos de formación docente de toda Argentina.
También se presentó una publicación de los Derechos del Niño traducida al español y en siete lenguas originarias de diferentes regiones del país e ilustrada por el ganador del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el pasado mayo.
El final del acto estuvo en manos del homenajeado, quien remarcó que entregó todo de él en su trabajo y agradeció a la escuela pública, tan criticada por su formalidad en la voz de su niña predilecta, pero tan querida a la vez por él mismo.
El cierre de Joaquín "Quino" Lavado fue el momento más esperado y, con frases simples y concisas, fiel a su estilo, hizo ponerse de pie y conmovió a todos los que lo escucharon.
EFE