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domingo, 24 de agosto de 2014

"No existe un remedio mágico contra la obesidad"

¿Una galleta de chocolate o una manzana? ¿Un refresco o un jugo natural de frutas? ¿Una hamburguesa o una ensalada? Parecen preguntas sencillas pero para muchos adultos y niños la elección puede tener un impacto significativo en la salud. Mientras el mundo presta atención a la propagación de virus como el ebola y el chikunguña, hay enfermedades “silenciosas” que causan más estragos, como la hipertensión y la diabetes, relacionadas en muchos casos con lo que comemos.
Actualmente, casi un tercio de la población mundial, unas 2.100 millones de personas, padecen sobrepeso y obesidad. En América Latina, casi la cuarta parte –unos 130 millones- son obesos o están pasados de peso. Según la OMS, la obesidad causa 3,4 millones de muertes al año en todo el mundo.  María Eugenia Bonilla-Chacín, economista experta en temas de salud, nutrición y población del Banco Mundial,  explica las soluciones que se están aplicando para cambiar los malos hábitos alimenticios: impuestos al consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra.
Pregunta: ¿Cuál es el impacto de las bebidas con azúcar agregada y ‘snacks’ de bajo valor nutricional y alto contenido calórico en la salud de los latinoamericanos?
Repuesta: Hay evidencia de que el consumo de bebidas con azúcar añadida aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad, y está asociado con enfermedades crónicas como la diabetes tipo II. Sin embargo, sería difícil cuantificar el impacto en toda la región. En el caso de México, según información del gobierno, las bebidas en general representan en promedio cerca de una quinta parte de las calorías que consumen los mexicanos. La mayoría de estas bebidas tienen azúcar añadida. Al mismo tiempo, México tiene un gran porcentaje de adultos con sobrepeso y obesidad: cerca de un tercio de la población adulta es obesa; el segundo promedio más alto entre los países de la OCDE.
Pero México no es el único país latinoamericano con problemas de sobrepeso y obesidad. Datos de varias encuestas demográficas y de salud muestran que el promedio de obesidad entre las mujeres adultas no embarazadas ha ido en aumento en los últimos años. En Perú, entre 1996 y el 2011, el porcentaje subió del 9% al 17%; en Bolivia, entre el 2003 y el 2008 el porcentaje subió del 15% al 17%; en Colombia, entre el 2005 y el 2010 pasó del 12% al 15%. No podría decir a ciencia cierta qué efecto han tenido las bebidas con azúcar añadida y los snacks de alto contenido calórico y bajo valor nutricional en tales incrementos, pero sí es cierto que el promedio de calorías que ingerimos en la región ha venido en aumento y que, en varios países, esas comidas poco nutritivas son un porcentaje importante del consumo de calorías de nuestra dieta.
 P: ¿Es este aumento de la obesidad y el sobrepeso, resultado de la modernización y crecimiento de las economías latinoamericanas?
 R: Sin lugar a dudas el rápido proceso de urbanización en la región, el crecimiento económico, el proceso de globalización y otros factores, han tenido un impacto importante en el estilo de vida de la población de la región. Nuestras dietas han cambiado y tendemos a ser mucho más sedentarios. En todo el mundo, se observa en mayor o menor grado la misma tendencia. Pero existen medidas efectivas para mejorar la dieta -no sólo para prevenir la obesidad sino también otros impactos negativos a la salud como aquellos relacionados al consumo de grasas trans y el consumo inadecuado de sodio. 
P: ¿Qué acciones se están tomando para reducir el consumo de bebidas con azúcar añadida y productos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional?
R: Varios países de la región han tomado varias medidas al respecto. En México, Costa Rica y Uruguay se han regulado los alimentos que se pueden vender o preparar en las escuelas, precisamente para eliminar el acceso a comidas y bebidas de alto contenido calórico y bajo valor nutricional. La nueva estrategia mexicana para la prevención y control del sobrepeso, la obesidad y la diabetes incluye una regulación sobre la publicidad de alimentos y bebidas de alto contenido calórico y bajo valor nutricional para el público infantil. A principios de este año México también comenzó a aplicar un impuesto a las bebidas con azúcar añadida -un peso mexicano por cada litro de estas bebidas. Y asimismo puso en vigor un impuesto del 8% a los snacks con alto contenido calórico y bajo valor nutricional. Otros gobiernos en la región han comenzado a discutir políticas similares.
También los esfuerzos en informar y educar a la población en general ayudan aunque no necesariamente se traduzcan en cambios de comportamiento. Entre otras cosas, esto incluiría un etiquetado nutricional claro. Por ejemplo, recientemente en EE.UU, la FDA (Administración Federal de Alimentos y Medicamentos) y el programaLet’s Move de la Primera Dama, Michelle Obama, propusieron un nuevo etiquetado que muestre en forma clara la información calórica y contenido de azúcar añadida, entre otros datos claves para el consumidor.
P: ¿Cree que es más efectivo gravar el consumo o, como en la industria tabacalera, incrementar los impuestos a las empresas que lo fabrican, encareciendo así el producto?
R: En el caso del sobrepeso y la obesidad no existe un remedio mágico o único. El problema exige un enfoque amplio que incluya varias medidas a nivel de escuelas, comunidades, lugares de trabajo, medidas a nivel poblacional y a nivel clínico. Acciones que propicien la actividad física y mejorar la dieta de la población en general. Esto incluye regulación, información y medidas fiscales, entre otras.
En este sentido, las medidas fiscales han dado grandes resultados en la reducción del consumo de tabaco y las bebidas alcohólicas. Existe mucha menos información sobre su impacto en el consumo de bebidas y alimentos poco saludables, en gran parte porque muy pocos países han tomado este tipo de medidas.
Gran parte de la evidencia al respecto proviene de los Estados Unidos, donde algunos estados gravan la venta de sodas y snacks poco saludables; sin embargo, estos impuestos tienden a ser bajos, por lo cual el impacto observado hasta el momento también es limitado. Ahora bien, hay también evidencia que sugiere que impuestos mayores podrían tener impactos mayores. El caso de México, que mencioné antes, y de Hungría, que recientemente han creado impuestos a las bebidas con azúcar añadido y snacks de bajo valor nutricional, podrían generar lecciones valiosas para todos los países que intentan mejorar las dietas y frenar el crecimiento del sobrepeso y la obesidad.
EL PAIS