Lo Último

.

.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

BBC Mundo: Managua, la ciudad con luces de Navidad 365 días al año

Tantas luces navideñas adornan las calles de Managua este diciembre que muchos de sus habitantes creen que, ahora sí,la mayoría tendrá que apagarse con la llegada del nuevo año.
Y el cambio probablemente será celebrado por aquellos que nunca han entendido por qué, desde diciembre de 2007, árboles y luces de navidad han tenido una presencia casi permanente en algunas de las principales vías de la capital de Nicaragua.
Los símbolos navideños –que nunca dejaron de sentirse fuera de lugar en el calor de abril, bajo las lluvias de junio o compitiendo en septiembre con los símbolos patrios– ya habían, sin embargo, empezado a ser remplazados por otros árboles iluminados.
Lo que significa que la fiesta de luces de Managua seguramente seguirá, pero ahora sin falsos pinos, siluetas de reyes magos y gigantescos regalos.
En su lugar, la ciudad se está llenando de los llamados árboles de la vida: estructuras metálicas inspiradas en un diseño del artista simbolista austríaco Gustav Klimt, a las que los nicaragüenses han dado en llamar “arbolatas”.

Lecturas políticas

Algunos han encontrado en esa continuidad la explicación para esa Navidad que acostumbraba durar 365 días al año.
Aunque, como suele suceder en Nicaragua, las explicaciones del tema reflejan una realidad política tremendamente polarizada, que en este caso tiene como protagonista principal a la polémica primera dama de la República, Rosario Murillo, para muchos la segunda persona más poderosa de Nicaragua.
“La hipótesis que tengo es que es una cura de Feng Shui, parte del esquema de su superstición”, dice Sofía Montenegro, una socióloga y especialista en comunicación que también es una de las críticas más fieras de Murillo.
“Ella puso los árboles de navidad porque está haciendo lo que en Feng Shui se llama una cura con fuego, y el emblema del fuego son las luces. De hecho se suele recomendar usar bujías de navidad para hacer la cura de Feng Shui en tu casa”, explica Montenegro.
“Es su forma de intentar proteger la ciudad y el centro del poder. Pero como la gente empezó a verlo como algo ridículo empezó a remplazarlos con los árboles de la vida”, le dice a BBC Mundo.
Los simpatizantes del gobierno, sin embargo, acostumbran ofrecer una explicación mucho menos rebuscada: las decoraciones, afirman, no tienen otro objetivo que embellecer el espacio público para beneficio de todos los ciudadanos.
Y las críticas, dicen, vienen casi siempre de la oposición o de una burguesía que en sus viajes fuera del país acostumbraba maravillarse frente a los espectáculos luminosos de las grandes ciudades, pero critica los esfuerzos del gobierno sandinista para hacerlos accesibles para los más pobres de Nicaragua.

A favor y en contra

Por lo pronto, la fascinación de Danelia con las decoraciones navideñas erigidas sobre la avenida De Chávez a Bolívar, una de las más importantes de Managua, confirma que ciertamente hay un público para estos espectáculos.
“A mi me gusta. Traigo a mis niñas siempre que puedo, ellas me lo piden. Y lo mejor es que es gratis”, le dice a BBC Mundo esta humilde madre de 25 años.
Y cerca de ahí Olga, una vendedora de comida callejera de 42 años, celebra las buenas ventas que las aglomeraciones de diciembre han traído consigo.
Aunque también se pregunta si en su recibo de la luz no está pagando el derroche lumínico de la nueva Managua.
De hecho, según el diario La Prensa cada “arbolata” consume la energía necesaria para iluminar 33 viviendas populares.
Y calcular cuánto gasta el gobierno en la construcción, protección y mantenimiento de los árboles de la vida se ha convertido en uno de los pasatiempos favoritos de la oposición.
Lo que parece confirmar que la Nicaragua de hoy en cierta forma sigue siendo la misma descrita por el ya fallecido poeta Ernesto Gutiérrez hace más de 40 años: un país tan pequeño que la vida privada –y hasta las decoraciones de navidad– tiene que ser a favor o en contra del gobierno.