En el principio del fin de una enemistad de más de 50 años entre Cuba y Estados Unidos que advierte cambios en la política internacional, el Gobierno de Venezuela, principal aliado ideológico de la isla caribeña, mantiene la bandera anti-imperialista.
El anuncio del acercamiento entre Cuba y EEUU ocurre en el momento más bajo de relaciones entre el país norteamericano y Venezuela, que hace dos días acogió una marcha en Caracas que lideró el presidente venezolano, Nicolás Maduro, para repudiar las posibles sanciones por parte de EEUU a funcionarios venezolanos.
El mandatario venezolano, que pidió entonces llevar "a EEUU a una corte internacional", felicitó el acercamiento que, para él, significó el reconocimiento de Obama "del fracaso del criminal bloqueo económico y comercial que mantiene su país contra el pueblo cubano".
Por su parte, el vicepresidente venezolano, Jorge Arreaza, también aplaudió la decisión que espera "sirva como referencia para un cambio fundamental en la política exterior de EEUU hacia el sur, sobre todo hacia nuestra América, hacia el Caribe".
Sin embargo, para el analista chavista crítico Nicmer Evans, con este movimiento entre Cuba y EEUU "el Gobierno venezolano, que asume una bandera anti-imperialista, creo que bastante clara y coherente hasta cierto punto, resulta ser que en el tablero político internacional, parece verse descolocado".
"Por qué hay un anuncio por parte del Gobierno de Estados Unidos y Cuba dos días después de una actividad convocada sobre la línea anti-imperialista más clásica", se preguntó.
Para el analista con esta jugada, Maduro debe "replantearse la estrategia discursiva y de relacionamiento con EEUU a partir de este fenómeno", principalmente porque la política en conjunto de los países de la Alianza Bolivariana (ALBA) creada bajo "el principio antiimperialista (...) hoy no se entiende".
"Decir que Cuba tiene relaciones diplomáticas con Estados Unidos y Venezuela no, es altisonante, porque si alguien ha sufrido los embates del imperialismo ha sido Cuba", opina.
EEUU y Venezuela, que mantienen tensas relaciones desde que en 1999 asumió el antecesor y mentor de Maduro, Hugo Chávez, fallecido hace casi dos años, mantienen sus legaciones diplomáticas a nivel de agregados comerciales tras las expulsiones mutuas de sus embajadores hace cuatro años.
Dirigentes de la oposición venezolana sugieren que este acercamiento es una oportunidad para un cambio en la política exterior de Maduro, que hace dos días afirmaba que en ocasiones piensa en romper las relaciones con EEUU, pero que no lo ha hecho por "sabiduría chavista".
"Es interesante signo de los tiempos y lección para Maduro, cuyo discurso internacional sigue sarampionoso de infantilismo", escribió el coordinador de Relaciones Internacionales de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo, en un mensaje a través de la red social Twitter.
Por su parte, el excandidato presidencial Henrique Capriles y gobernador del céntrico estado Miranda afirmó que las críticas de Maduro contra el Gobierno de Obama son una estrategia del mandatario suramericano para distraer la atención de la crisis que, dice, vive su país.
La situación económica de Venezuela con el barril de petróleo en su precio más bajo en cinco años es otra arista clave para Evans, que considera que eso pudo potenciar o acelerar el nuevo relacionamiento de Cuba con EEUU.
Por el contrario, con Cuba, Venezuela mantiene estrechas relaciones no solo en lo ideológico sino en lo político, para quien se ha convertido en el primer aliado y el sosten económico.
En este sentido, para Evans es importante entender el momento en que se da: "Se da en el momento de mayor crisis económica venezolana, en que el barril de petróleo esta muy bajo", recalca.
"Mientras Cuba busca mejorar sus relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos, el Gobierno de Nicolás busca desmejorar las relaciones para usarlo como pote de humo y distraer la atención ante la crisis económica y social que vivimos", dijo Capriles.
EFE