(Nairobi, 26 de marzo. EFE).- Más de 1.000 civiles han muerto en ataques del grupo yihadista nigeriano Boko Haram perpetrados en Nigeria y los vecinos Camerún, Chad y Níger desde el pasado mes de enero, informó hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
En 2014, según HRW, al menos 3.750 civiles murieron a manos de Boko Haram principalmente en Nigeria, que este sábado acude a las urnas para elegir a su nuevo presidente y renovar el Parlamento.
La violencia también ha obligado a huir a cerca de un millón de personas desde que el grupo radical islamista se alzó en armas en julio de 2009, según los datos de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias (NEMA).Sin embargo, los ataques registrados en el primer trimestre de 2015, siete de ellos atentados suicidas perpetrados por mujeres o niños, han aumentado en comparación con el mismo período de 2014.
El grupo terrorista también ha secuestrado a cientos de mujeres y niñas, entre ellas las más de 200 escolares raptadas en abril de 2014 de un colegio de Chibok (en el estado de Borno, el noreste del país), y cuyo paradero sigue siendo desconocido.
Muchas de ellas fueron convertidas al islam a la fuerza, obligadas a contraer matrimonio o violadas, mientras que decenas de hombres jóvenes y niños se vieron obligados a unirse a las filas de Boko Haram, según los datos difundidos hoy por HRW en un comunicado.
Desde mediados de 2014, los combatientes de Boko Haram han tomado el control de 17 gobiernos locales, algunos de los cuales fueron liberados por fuerzas nigerianas y chadianas este mismo mes, en el marco de la operación militar regional desplegada desde febrero para combatir a los yihadistas.
“Cada semana que pasa, nos enteramos de abusos más brutales de Boko Haram contra la población civil”, dijo el investigador de Nigeria de HRW, Mausi Segun.
“El Gobierno nigeriano debe convertir la protección de civiles en una prioridad en las operaciones militares contra Boko Haram”, sentenció.
Los entrevistados por la organización defensora de los derechos humanos critican la inacción del Ejército nigeriano, al que acusan de haber arrasado una localidad.
El pasado diciembre, las fuerzas de seguridad nigerianas atacaron y quemaron el pueblo de Mundu, cerca de una base Boko Haram en el estado de Bauchi, donde murieron cinco personas y 70 familias perdieron sus hogares.
Los aldeanos aseguraron a HRW que Boko Haram no fue el autor del ataque. “Los soldados nos gritaban en algo que sonaba a inglés, y que la mayoría de nosotros no entendía”, relató el líder de la aldea a los activistas.
Las autoridades militares negaron tener conocimiento de este ataque y ordenaron investigar lo ocurrido.
Tras los ataques de Boko Haram a escuelas, hubo pocos casos en que los militares nigerianos pudieran controlar la situación, y en alguna ocasión los propios soldados ocuparon colegios e impidieron que se siguieran dando clases, denunciaron residentes a HRW.
Según la investigación de Human Rights Watch, las fuerzas de seguridad nigerianas no tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población civil en sus operaciones militares contra Boko Haram.
“Los civiles en el noreste necesitan desesperadamente protección de los ataques de Boko Haram y nunca deben ser objetivo de los mismos soldados que se supone les van a defender”, dijo el investigador.
HRW incidió en que la operación militar lanzada a mediados de febrero para combatir a Boko Haram en el norte -donde la situación de inseguridad llevó al presidente nigeriano, Goodluck Jonathan a suspender las elecciones- no está protegiendo a los civiles.
“Sin un mayor esfuerzo para proteger a los civiles y la rendición de cuentas por los abusos, la situación solo puede empeorar”, apostilló Segun.