Kenia dio tres meses al Alto Comisionado de la ONU para repatriar a Somalia a centenares de miles de refugiados somalíes del campo de Dadaab, tras la masacre de la universidad de Garissa, reivindicada por islamistas somalíes.
Pero el ACNUR dijo el domingo no haber sido informado de dicha petición y recordó que cualquier repatriación de refugiados debe hacerse por voluntad propia. Los islamistas somalíes shebab reivindicaron el ataque, el 2 de abril, de la universidad de Garissa, en el este de Kenia, que dejó 148 muertos, incluidos 142 estudiantes.
“Hemos pedido al ACNUR que saque a los refugiados [somalíes] en un plazo de tres meses, de lo contrario lo haremos nosotros mismos”, dijo el sábado el vicepresidente keniano, William Ruto, citado en un comunicado de su servicio de comunicación.
Un portavoz del ACNUR en Nairobi, Emmanuel Nyabera, aseguró el domingo que la agencia no había “recibido ninguna notificación formal o petición formal del Gobierno keniano al respecto”. “Kenia tiene la obligación legal de proteger a los refugiados y esto incluye no repatriarlos por la fuerza a su país de origen”, subrayó.
Según el ACNUR, Kenia acoge unos 450 mil refugiados somalíes, esencialmente en el complejo de campos de Dadaab, el mayor del mundo, abierto en 1991.
Responsables kenianos ya habían pedido su cierre tras el ataque de un comando islamista contra el centro comercial Westgate de Nairobi en septiembre de 2013 (al menos 67 muertos), afirmando que servía de “campo de entrenamiento” a los islamistas somalíes.
El ACNUR firmó unos meses después un acuerdo con Kenia y Somalia, facilitando el regreso a su país de los refugiados somalíes que así lo deseen. “Kenia va a cambiar después de Garissa, como Estados Unidos lo hizo después del 11 de septiembre”, dijo el sábado el vicepresidente, sin más precisiones.
Fuente: AFP