La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas expresó este viernes profunda preocupación por los acontecimientos que se han desencadenado en Burundi en los últimos dos días y urgió a todas las partes enfrentadas en el conflicto a abstenerse de acciones que pongan en peligro a los civiles.
Más de 100.000 burundeses han huido a Tanzania, Rwanda y República Democrática del Congo, escapando de la violencia política que se ha desatado en el país después de que el partido gobernante nominara al presidente Pierre Nkurunziza para un tercer mandato.
Temiendo una grave crisis humanitaria, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha empezado a transferir a los numerosos refugiados a campamentos. Sin embargo, es un proceso lento ya que el único medio de transporte desde Kagunga es un ferry que cruza el lago Tanganyika, pero que no alberga a más de 600 personas por viaje.
En conferencia de prensa en Ginebra, Karin de Gruijl, portavoz de ACNUR, informó sobre la precariedad de la situación. "Las personas consiguieron traer algo de comida y pueden pescar en el lago, pero las condiciones sanitarias son muy difíciles y no hay agua potable ni refugio. Los servicios de salud no dan abasto", dijo.
En conferencia de prensa en Ginebra, el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU Rupert Colville alertó sobre el "claro riesgo" de que la inestabilidad en Burundi sea prolongada o incluso se agrave si se dan represalias violentas.
