El Movimiento al Socialismo (MAS) quiere la reelección indefinida deEvo Morales, quien hace algunos meses obtuvo un tercer mandato. Así lo han hecho saber instituciones y voceros del partido, comenzando una campaña que seguramente concluirá con la realización de un referendo para modificar la Constitución, la cual fija este periodo como el último al que Morales tiene derecho. Uno de los principales diarios del país, El Deber de Santa Cruz, tituló el domingo: “La mesa está servida para la reelección indefinida”.
El presidente boliviano es el único que ha hablado de su propio reemplazo, un asunto que ningún otro dirigente del MAS menciona siquiera. Por el contrario, son usuales los augurios de una permanencia prolongada de Morales en el poder. El último de ellos fue el realizado por el vicepresidente, quien afirmó que una de las condiciones para que Bolivia recupere un acceso soberano al mar, que es una ambición de muy largo plazo del país, es “la conducción del presidente Evo”.El propio Morales y su vicepresidente y acompañante habitual, Álvaro García Linera, dijeron que no piensan en este asunto y están abocados a cumplir su gestión actual, pero señalaron que ello debe ser definido por “la voluntad popular”. Hace unas semanas Morales pidió a los sindicatos de productores de coca —que sigue dirigiendo al mismo tiempo que gobierna— que le encontraran un reemplazante, pero al mismo tiempo pronosticó que latarea sería “difícil”, ya que no solo había que buscar a alguien idóneo, sino “hacerlo conocer al pueblo”, y esto necesariamente demandaría mucho tiempo. Los cocaleros no solo no buscaron un sustituto, sino que la sección partidaria a la que estos pertenecen, el MAS de Cochabamba, aprobó una resolución para “trabajar por la reelección” de Morales en 2019.
La intención de habilitar la relección indefinida se activa después de que el MAS sufriera serios reveses en las elecciones municipales y regionales del pasado 29 de marzo, sobre todo por su derrota en sus bastiones de La Paz y El Alto. Además, en todo el país el partido oficialista obtuvo aproximadamente 1.100.000 votos menos que en las presidenciales de octubre de 2014. Por estas razones, García Linera admitió, en una entrevista con este diario en abril, que el principal problema electoral que enfrentaba la élite gobernante boliviana era que “el evismo es mucho más fuerte que el masismo”, es decir, que la población apoyaba a Evo, pero no necesariamente a loscandidatos que este escogía para representarlo.
La Constitución de 2009 permite una sola reelección directa. Para modificar esta cláusula, la Asamblea Legislativa debe aprobar una enmienda con una mayoría de dos tercios, que el MAS posee sobradamente, y luego someterla a un referendo popular. Probablemente la consulta no se realizará únicamente sobre la cuestión de la reelección, sino también sobre algún nuevo mecanismo de conformación del poder judicial, cuyos altos magistrados se eligen actualmente por el voto directo de la gente, lo que no ha funcionado bien y el Gobierno quiere modificar. Voceros de la oposición han señalado que el MAS pretende organizar un referendo “complejo”, para mimetizar en el mismo la pregunta sobre el “continuismo” de Morales, a la que seguramente todos los grupos opositores llamarán a responder “no”.
Como Ecuador
Las únicas encuestas públicas que se realizaron sobre la figura de la “reelección indefinida” fueron hace ocho años, durante el proceso de redacción de la nueva Constitución, y mostraban que la mayoría de los bolivianos estaba en contra de ella. De ahí que no se hubiera incluido en esta Constitución, pese al deseo inicial del MAS.
Sin embargo, desde entonces la popularidad de Morales ha crecidograndemente, gracias al desempeño de la economía y las medidas nacionalistas y redistribuidoras de su Gobierno, y hoy su gestión roza el 80% de aprobación; en un contexto, sin embargo, que se está tornando más adverso: aunque el crecimiento económico sigue siendo fuerte, comienza a sentir los efectos de la desaceleración sudamericana.
El proceso por el que pasa Bolivia es similar al que ya vivió el Ecuador, donde el oficialismo se orientó a la reelección indefinida de Rafael Correa —que inicialmente descartaba— poco después de que sus candidatos a las elecciones locales no pudieran vencer a sus adversarios de oposición. La reelección indefinida en sistemas presidencialistas fue introducida en Venezuela para permitir que el fallecido presidente Hugo Chávez se mantuviera en el poder con el apoyo continuo de la mayoría de la población
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