Las consultas para buscar una solución a la actual crisis de Yemen comenzaron este lunes en Ginebra con una alerta del Secretario General de la ONU: la situación es una bomba de tiempo que requiere de atención inmediata.
Ban Ki-moon llamó a las partes en conflicto a deponer las armas al menos durante dos semanas para que el pueblo del país árabe pueda observar el Ramadán.
Consideró que esa pausa es necesaria, pero no suficiente en vista de los obstáculos en el acceso y a la magnitud de la destrucción y recordó que el 80 por ciento de la población necesita asistencia humanitaria.
Asimismo, el Secretario General afirmó que la comunidad internacional tiene el deber de poner fin al sufrimiento de los yemeníes.
"Tenemos la obligación especial de actuar. Antes de que empezara esta lucha terrible, el país ya era uno de los más pobres en uno de los vecindarios más ricos del planeta. La existencia del país hoy pende de un hilo. Mientras que las partes discuten, Yemen arde", subrayó Ban Ki-moon.
Añadió que pudo sostener conversaciones "muy constructivas" con el gobierno de Yemen y los embajadores del llamado "Grupo de los 16", pero que no pudo encontrase con los aliados del ex presidente Ali Abdallah Saleh, quienes no habían llegado a Ginebra por causas logísticas.