Apenas hay políticos y líderes mundiales sin cuenta de Twitter. La red social les permite difundir su opinión y anunciar sus medidas a una audiencia masiva e hiperconectada. Pero muy pocos se atreven a emplearla como el embajador francés en Washington, Gérard Araud: no solo difunde los mensajes oficiales de la sede diplomática y de su Gobierno sino que responde a sus críticos, cuestiona realidades deEstados Unidos, lanza reflexiones geopolíticas y hace pedagogía sobre sus países de acogida y natal.
El lenguaje ácido de Araud, de 62 años, le ha convertido en una excepción del normalmente anodino mundo diplomático en la capital estadounidense. Tanta visibilidad ha ganado que el pasado domingo se coló en la portada del suplemento de opinión del diarioThe New York Times. La articulista Maureen Dowd, conocida por su retórica provocativa, le dedicó al embajador su columna semanal, en la que lo entrevista y se declara “preocupada” porque su franqueza en Twitter pueda acarrearle problemas.EL PAIS