El líder norcoreano, Kim Jong-un rindió ayer tributo en Pyongyang a su padre y su abuelopara conmemorar el 62 aniversario del fin de la Guerra de Corea, que enfrentó a ambos países vecinos entre 1950 y 1953.
Acompañado por militares de alto rango, el joven líder norcoreano acudió al Palacio del Sol de Kumsusan, donde reposan los restos de su abuelo, Kim Il-sung, y su padre, Kim Jong-il, según informó la agencia estatal de noticias KCNA.
El ceremonial para homenajear a los dos primeros líderes del régimen de los Kim responde a que el 27 de julio, día en el que se firmó el armisticio que puso fin al conflicto, es considerado en Corea del Norte como el "Día de la Victoria" ya que la propaganda oficial establece que la contienda fue ganada por Pyongyang.
El choque que tuvo lugar entre 1950 y 1953 se cerró con un alto el fuego que nunca ha sido reemplazado por un tratado de paz, por lo que las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra.
A su vez, Kim Jong-un participó el sábado en la cuarta Conferencia Nacional de Veteranos de Guerra en Pyongyang, donde instó a los jóvenes norcoreanos a heredar el espíritu de los soldados caídos a la hora de defender el país.
Según expertos surcoreanos, esta alabanza patriótica de Kim parece estar destinada a solidificar el vínculo entre la generación que vivió la guerra y los jóvenes y a aliviar el nerviosismo que están generando las purgas que se le atribuyen.
Durante ese acto, Kim también alabó a los veteranos chinos que participaron en la guerra del lado norcoreano, un gesto que muchos consideraron un tanto insólito debido al empeoramiento de las relaciones entre Pekín y Pyongyang desde que el régimen realizara su última prueba nuclear en 2013.