El índice general de la Bolsa de Shanghái, la referencia de los parqués chinos, abrió este martes con pérdidas de un 4,09% después de haberse hundido el día anterior un 8,48%, su peor registro diario desde febrero 2007. El otro parqué más importante del país, el selectivo de Shenzhen, abrió también con pérdidas del 4,06% en su principal indicador, tras dejarse un 7,56% del día previo. El arranque de las Bolsas chinas aumentó la preocupación porque las inéditas medidas de apoyo del supervisor bursátil chino no estaban surtiendo todos sus efectos, pero ambos índices recuperaron parte del terreno perdido a lo largo de la sesión y acabaron la sesión con un retroceso del 1,68% y del 1,41% respectivamente.
Pocas horas antes del inicio de la sesión, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV), el regulador bursátil del gigante asiático, quiso despejar la incertidumbre sobre la continuidad de las medidas de apoyo que diseñó Pekín para sostener las cotizaciones, y aseguró que las instituciones financieras controladas por el Estado continuarán con la compra de acciones para intentar estabilizar las Bolsas chinas.
A pesar del respaldo del supervisor, las dudas sobre las Bolsas se mantuvieron. La volatilidad de las últimas semanas, la más alta desde 1997 y el fuerte volumen de operaciones contribuyeron a acentuar la incertidumbre. Nueve de cada diez valores registraban números rojos al principio de la sesión. "La confianza es muy débil y el mercado todavía busca un nivel de apoyo más bajo", aseguró Wu Kan, un administrador de fondos con sede en Shanghai a Bloomberg. "Si el mercado cae o se acerca al mínimo anterior, el Gobierno tomará nuevas medidas de rescate", añadió. Mientras que cayó el intercambio de papeles en los 10 grandes grupos industriales subió entre las grandes entidades financieras del país.
El portavoz de la CRMV, Zhang Xiaojun, ha señalado en declaraciones a la agencia oficial china Xinhua que la CSF, entidad estatal para dar crédito a los corredores de bolsa, continuará financiando estas adquisiciones. Las medidas de Pekín habían mantenido en calma a las volátiles Bolsas chinas en las dos últimas semanas, tras su peor descalabro de las últimas décadas. Pero los principales parqués del país volvieron a cerrar este lunes con fuertes pérdidas.
La vuelta a los números rojos vino acompañado de las dudas sobre si el amplio paquete de medidas aprobadas por el Ejecutivo chino para sostener las Bolsas es suficiente para controlar los impulsos de los millones de pequeños inversores que operan en los parqués. Los analistas achacan el desplome a nuevos datos que apuntan a una mayor ralentización de la economía china o a los temores ante la inminente subida de los tipos de interés en Estados Unidos, pero la lógica de los pequeños inversores chinos —que manejan hasta un 85% del volumen de negocio— raramente está relacionada con fundamentos económicos, por lo que su comportamiento es difícil de predecir y explicar.
Los indicadores económicos publicados durante el fin de semana apuntan a un bajón de la actividad del sector manufacturero del gigante asiático y una ligera caída de los beneficios de las grandes compañías industriales, pero los datos no afectaron de forma significativa a los mercados durante la sesión matutina: hasta media sesión, Shanghái perdía solamente un 0,83%. Los inversores empezaron a vender de forma masiva sus títulos cuando quedaba una hora para el cierre y la tendencia se acrecentó, hasta niveles desconocidos, en los últimos diez minutos de la jornada bursátil. Más de 1.500 acciones de las cerca de 2.200 que cotizan en ambos parqués quedaron automáticamente suspendidas al caer por debajo del umbral del 10%. Solamente 77 han cerrado con ganancias.
Las Bolsas chinas sufrieron en junio su peor comportamiento en décadas. De noviembre a junio, los mercados experimentaron una euforia alcista durante la cual los dos principales índices del país llegaron a revalorizarse casi un 150%. El mes pasado, los inversores entraron en una espiral de ventas que provocó que los índices perdieran en menos de un mes un tercio de su valor y se evaporaran 2,9 billones de euros en capitalización bursátil, una cifra que supera el PIB del Reino Unido. La mitad de las compañías que cotizaban en ambos parqués suspendieron la negociación de los títulos para evitar que las pérdidas fueran a más.
El Gobierno decidió entonces lanzar un programa de medidas sin precedentes para sostener el mercado, entre las cuales un ingente programa de compra de acciones gracias a una línea de crédito del banco central, una rebaja de los tipos de interés, la suspensión de nuevas salidas a Bolsa o la prohibición a los grandes accionistas de las empresas cotizadas de vender sus títulos en los próximos seis meses. Hasta se inició una investigación policial contra la "venta corta maliciosa", sin que por ahora se haya informado de detenciones.
La intervención gubernamental, que aún sigue en pie, calmó a los inversores, frenó la sangría y logró que muchas de las empresas volvieran a cotizar. Desde entonces y en solamente dos semanas, los parqués de Shanghái y Shenzhen se revalorizaron un 15,5% y un 21% respectivamente hasta este lunes. "El reciente rebote había sido rápido y fuerte, lo que hace necesaria una corrección técnica", asegura Yang Hai, estratega de Kaiyuan Securities, en declaraciones a la agencia Reuters. La recogida de beneficios de muchos inversores que quisieron recuperar parte de sus pérdidas del mes pasado puede también explicar la caída, especialmente tras dos jornadas en que el índice de Shanghái superó el umbral psicológico de los 4.000 puntos.
Otro de los miedos entre los inversores es la retirada progresiva de la ayuda estatal en las Bolsas. El FMI ha urgido recientemente a China a mejorar la transparencia y a levantar las medidas de apoyo "por su preocupación sobre la capacidad de los inversores para entrar o salir de los mercados financieros cuándo y cómo lo deseen", según Bloomberg. El regulador bursátil chino negó tajantemente esta posibilidad la semana pasada ante la fuerte volatilidad que siguen experimentando los mercados, pero este lunes se ha extendido el rumor de que algunos de valores, sobre todo las grandes compañías, ya no estaban sujetos a la muleta gubernamental, vital para sostener su cotización. Muchos de ellos han terminado hundiéndose el 10%, el máximo permitido. Una sangría que el supervisor bursátil trató de parar al reiterar horas después del cierre que las medidas de apoyo siguen vigentes.EL PAIS