El papa Francisco continúa con su estadía en La Habana y esta vez estuvo en la Catedral de esa ciudad para reunirse con sacerdotes y seminaristas en una actividad programada donde hubo un lleno total y se pudo oír al pontífice argentino en un discurso conciliador donde puso énfasis en la pobreza.
"Dios quiere pobre a nuestra iglesia, amen la pobreza", expresó sin parlamento y en un discurso coloquial y distendido ante la atenta mirada de su público. Arremetió contra el afán por las cosas materiales y mundanas y expresó que el ser humano debe ser pobre en espíritu, humilde y servicial, siempre tomando en cuenta las enseñanzas de Cristo.
En otro pasaje de su discurso aseguró que "la riqueza pauperiza", en clara alusión a los afanes materiales y también espirituales en un mensaje no solo para los religiosos reunidos en la Catedral de la Habana sino a todos los cubanos y al mundo que oye sus mensajes.
"Pregúntense, cómo está mi espíritu de pobreza, cómo está mi espíritu de despojo; puede hacer bien a nuestra vida...Felices los pobres de espíritu, los que no están apegados a las riquezas", refirió Francisco I.
Finalmente, dejó un mensaje en clave a las monjas presentes, a los sacerdotes y a través de él a todos los feligreses: "Dios nos libre de las monjas lloronas que siempre se están lamentando; eso no es mío, eso lo decía Santa Teresa a sus monjas (...) Y por favor, a los sacerdotes, no se cansen de perdonar, sean perdonadores como lo hacía Jesús", finalizó.