¿Qué hacer cuando los niños no quieren desayunar? Muchos padres se encuentran con este problema. La realidad es que hay varios factores que provocan esta conducta.
El desayuno es vital para los niños, más si consideramos que viene de un largo ayuno de toda una noche; el no hacerlo tiene un impacto negativo.
Afecta el aprovechamiento y el desempeño físico y mental, la habilidad para recordar y utilizar información recién adquirida, fluidez verbal y control de la atención, entre otras.
Un desayuno no adecuado hará que los niños sientan, a media mañana, la necesidad de un gran aporte energético, que seguramente encontrarán en productos con alto contenido en azúcar y ácidos grasos, como papas, refrescos, pastelitos y productos similares directamente relacionados con el sobrepeso y obesidad por su alto contenido calórico.
Hay que destacar que la ingesta inadecuada de vitaminas y minerales, y los nutrimentos que se pierden al no desayunar no son recuperados en otras comidas a lo largo del día…
¿Qué hacer entonces?
1. Intenta que esta comida se vuelva atractiva
Ofrece variedad con alimentos saludables pero a su gusto, para que su desayuno le resulte “antojable”. Observa si hay algo que le ofrezcas y no lo acepte…Lo sabrás si en el resto del día también lo rechaza.
2. Platos divertidos
Busca tazas y platos con motivos infantiles y colores vivos. Si no tienes tiempo de poner la mesa por la mañana, déjala preparada por la noche.
3. No debe tomar cenas copiosas
Si hace una cena tardía y copiosa, el niño no tendrá ganas de desayunar, si la cena es ligera y temprana, se levantará con hambre.
4. No lo obligues a comer
Cuando eso sucede lo único que ocasionas es que ambos pasen un mal rato.
5. Asegúrate de que duerme lo necesario
Por regla general, si duerme bien se despertará con hambre y si se levanta con sueño, se mostrará inapetente. La solución es simple: acostarlo más temprano.
Y finalmente la educación. Muchos aprendizajes de los niños son por imitación; de ese modo es imprescindible que los hijos nos vean desde el primer día desayunar.
Compartir ese momento desde el principio, dedicándole al menos 20 minutos, ayuda a establecer una rutina de desayuno, y más aún se vuelve un momento especial entre padres e hijos.
Considera que para lograrlo podría ser necesario modificar los hábitos familiares, el cambio no será inmediato, pero pequeños pasos son los que cuentan y lo que constituye la base de una vida saludable
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