La Casa Real de Bután anunció hoy el nacimiento del primer hijo de los reyes Jigme Khesar Wangchuck y Jetsun Pema, lo que convierte al recién nacido príncipe en el heredero al trono de la monarquía del remoto país del Himalaya.
"Nuestra felicidad no conoce límites al anunciar el nacimiento el 5 de febrero de su alteza real el Gyalsey", señala en un comunicado la Casa Real, mientras que el servicio de comunicación estatal BBS concretó la hora del alumbramiento: las 23.55 de ayer (17.55 GMT).
Según la nota, un servicio médico atendió a la reina Pema en el palacio Lingkana en Thimbu, la capital estatal, durante el nacimiento de su hijo.
"Los dos se encuentran en perfecto estado", aseveró.
Además el rey Wangchuck, de acuerdo con el comunicado, no se separó en ningún momento del lado de su esposa, y ambos trasladaron a la nación la "gran alegría" por el nacimiento del príncipe.
El próximo lunes ha sido declarado día festivo para celebrar la buena nueva y autoridades religiosas locales anunciaron que encenderían hoy un millar de velas para orar por el heredero.
"¡Nuestro príncipe ha llegado!", festejó en su cuenta oficial de Twitter el primer ministro de Bután, Tshering Tobgay, al tiempo que felicitaba a sus "compatriotas butaneses".
El rey Wangchuk había anunciado que esperaba un hijo el pasado mes de noviembre, durante una ceremonia para celebrar el 60 cumpleaños de su padre, Jigme Singye.
Wangchuk fue coronado en 2008 al abdicar su progenitor, convirtiéndose así a sus entonces 28 años en el rey más joven del mundo y tres años más tarde contrajo matrimonio con Pema, una joven plebeya diez años menor que él que cursó estudios en la vecina India y en Reino Unido.
La dinastía Wangchuck goza de un gran prestigio en Bután y es célebre por haber ideado el concepto de "Felicidad Nacional Bruta", que descansa en pilares como la conservación de las costumbres locales, el cuidado por el medio ambiente, el buen gobierno y el crecimiento económico.
El montañoso y asilado reino ha apostado en los últimos años por un tímido aperturismo, pero sigue firme en su voluntad de evitar el turismo masivo y en preservar una identidad moldeada, frente a otras minorías, en torno a las tradiciones de la etnia 'drukpa' (dragón), de origen tibetano y que profesa el budismo mahayánico. EFE