Miles de sirios esperaban este sábado que Turquía abriera su frontera, tras aguardar durante días a la intemperie y bajo la lluvia, después de haber sido obligados a dejar sus hogares ante el avance del ejército sobre las localidades rebeldes del norte del país.
La Unión Europea recordó este sábado a Turquía su deber de acoger a los refugiados, garantizado por la Convención de Ginebra, en un momento en que el puesto fronterizo de Oncupinar, permanecía cerrado, según confirmó un periodista de la AFP.
En el terreno, el avance de las tropas de Bashar al Asad, apoyadas por la aviación rusa y por combatientes del Hezbolá libanés, consolidan progresivamente sus posiciones al norte de la ciudad de Alepo.
En la noche del viernes, los intensos bombardeos que golpearon a la localidad de Anadan, controlada por los rebeldes, permitieron a Damasco apretar el cerco en torno a Alepo, la gran metrópolis del norte del país.
El viernes, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó que cerca de 40.000 civiles han huido de la provincia de Alepo y buscan refugio en Turquía.
Esta provincia es un bastión importante para las operaciones de los rebeldes y según los expertos, el avance del gobierno coloca a los insurgentes en la peor posición desde el inicio del conflicto.
Después de haber cortado la principal ruta de aprovisionamiento de los rebeldes en Alepo, el ejército comenzó a asediar a los rebeldes en el este de la ciudad, donde el OSDH estimá que todavía hay 300.000 civiles.
La guerra que comenzó con un levantamiento en 2011 ha fragmentado el país, dividido entre las zonas que controla el gobierno, los territorios en los que opera el grupo yihadista Estado Islámico y las localidades bajo el mando de otros grupos armados.
"Situación dramática"
"La situación de los desplazados es dramática", dijo a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, en referencia a que tras cerca de cinco años de guerra casi la mitad de la población ha tenido que huir de su hogar.
"Las familias duermen en los campos y en carpas, expuestas al frío sin la presencia de ninguna ONG internacional. Se ayudan entre ellos", explicó.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) lamentó que el acceso a la población que necesita asistencia cada vez es más difícil.
Desde el lunes decenas de miles de personas de las seis principales localidades en manos de los rebeldes en el norte de Siria han huido de sus hogares.
El viernes, muchos sirios refugiados en Turquía se acercaron al puesto de control de Oncupinar, para tener noticias de sus familiares al otro lado, pero el sábado la lluvia los disuadió.
La presencia de camiones que transportaban carpas hacia un campo de refugiados cercano a la frontera podría ser un indicio de que Turquía se prepara para abrir la frontera, en un momento en que el país ya acoge a cerca de 2,5 millones de sirios.
"Nuestros equipos están listos para darles agua y comida cuando lleguen", declaró Ahmet Lutfi Akar, presidente de la Luna Roja en Turquía.
El viernes, el secretario de Estado, John Kerry, pidió a Rusia que suspenda los bombardeos, que "matan a una gran cantidad de mujeres y niños" y pidió a Moscú que aplique un cese el fuego.
En el plano político el delegado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, informó a los embajadores de los 15 países que componen el Consejo de Seguridad que las negociaciones indirectas entre el gobierno y algunos grupos rebeldes fueron suspendidas hasta el 25 de febrero. AFP