El cantante Michel Martelly jurño como nuevo Presidente de Haití este sábado. Ahora está cargo del país más pobre de América, que además requiere ser reconstruido tras el sismo de 2010.
Haití es un país pobre, de poco menos de 10 millones de habitantes, la mitad de los cuales vive con menos de 2 dólares al día, y generó atención en enero de 2010 cuando fue destruido por uno de los peores terremotos que se recuerden.
Más de 225.000 personas muerieron, y una de cada siete quedó sin hogar tras el sismo, que empeoró la situación de un país que ya era el más pobre de América.
Dieciseis meses después, el ritmo de la reconstrucción es dolorosamente lento para cientos de miles de traumatizados sobrevivientes, que perdieron todo y subsisten en improvisadas ciudades campamento alrededor de la capital, que sigue en ruinas.
Además, el sorpresivo retorno en enero del ex dictador Jean Claude "Baby Doc" Duvalier tras 25 años de exilio y el del primer presidente haitiano electo democráticamente, Jean Bertrand Aristide, en enero, reabrió viejas heridas.
Este es el contexto en el que Martelly, un ex cantante de carnaval de 50 años de edad, políticamente novato, asume este sábado, tras ganar inesperadamente una campaña en la que prometió romper con el violento pasado de Haití.
La ceremonia de investidura comenzará a las 08H00 locales (13H00 GMT) en un edificio de madera construido en el centro de la capital para recibir a los senadores y diputados reunidos en Asamblea Nacional, dado que el Parlamento fue destruido por el sismo de 2010.
Ante la mirada del ex presidente estadounidense Bill Clinton y el canciller francés Alain Juppé, el presidente saliente, René Preval, entregó a su sucesor, conocido en el escenario como "Sweet Micky", la banda con los colores azul y rojo de la bandera haitiana.
Para la ocasión, centenares de voluntarios limpiaron las calles de la capit
Un grupo, "Haití propre" ('Haití limpio'), se afanó para librar a la ciudad de la basura y restaurar encantos ocultos bajo toneladas de escombros tras el poderoso sismo del año pasado.
"Por primera vez en la historia de Haití, un presidente democráticamente electo pasará la banda presidencial a otro presidente democráticamente electo de la oposición", se congratuló Edmond Mulet, jefe de la misión de estabilización de la ONU en Haití (Minustah), desplegada desde 2004.
"Una de las grandes tareas inmediatas del nuevo gobierno será reenseñar a los haitianos a vivir juntos", analizó el novelista Jean-Claude Fignolé, alcalde de un poblado de pescadores en el suroeste de Haití, haciendo alusión a la violencia que continúa en algunas regiones.
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