(EFE).- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuyo Gobierno en las últimas semanas ha sido objeto de numerosas denuncias de irregularidades, se comprometió hoy a hacer “todo” lo que pueda para acabar con la corrupción y la impunidad.
“Tengo el deber de afirmar que haré todo lo que esté a mi alcance para castigar todos los abusos y los excesos“, declaró Rousseff en una ceremonia pública, en la que asumió su cargo el nuevo procurador general de la República, Roberto Gurgel.
“Brasil es un país de personas de bien, honestas, que viven del esfuerzo de su trabajo y que abominan la ilegalidad”, apuntó la jefa de Estado, quien también consideró como un “deber” el combate a la impunidad que ampara a muchos de los acusados de corrupción.
El último escándalo en los siete meses que tiene Rousseff en el poder estalló la semana pasada, cuando la Policía Federal arrestó al viceministro de Turismo, Frederico Silva da Costa, y a otros 35 funcionarios de ese y otros despachos por su presunta participación en un millonario desvío de recursos públicos.
Ese último caso se sumó a otros detectados en los ministerios de Transportes y de Agricultura, así como en diversos organismos del Estado.
Las denuncias de irregularidades, hasta ahora, le han costado los cargos a los ya exministros de la Presidencia Antonio Palocci y de Transportes Alfredo Nascimento.
El nuevo titular de ese último despacho, Paulo Sergio Passos, ha sido citado para mañana por una comisión del Senado, a fin de que explique las medidas que ha adoptado para ponerle corto a los casos de corrupción denunciados durante la gestión de Nascimento.
También mañana comparecerá ante una comisión de la Cámara de Diputados el ministro de Turismo, Pedro Novais, quien de la misma manera será interrogado sobre los casos que condujeron al arresto de su viceministro y otros funcionarios de ese despacho.
La firmeza de Rousseff en el combate a la corrupción, que para muchos políticos supone una auténtica “limpieza ética”, recibió hoy un fuerte respaldo de un grupo de senadores, tanto de la bancada oficialista como de la oposición.
“La presidenta debe saber que cuenta con una base parlamentaria de defensa, no de su Gobierno, pero sí de Brasil, porque mientras exista la corrupción el país no tendrá éxito“, declaró el senador Randolfe Rodrigues, del opositor Partido Socialismo y Libertad (Psol).