En su columna titulada “El formato” y publicada este lunes en el Diario VEA, Marciano analiza los sucesos que ocurrieron durante los meses cercanos al 11 de abril y asevera que “el formato se repite, con el mismo diseño. Con iguales características. Los ataques a los mandos castrenses, a las instituciones, al presidente Chávez”.
A continuación la columna de Marciano:
ESTE ESCRIBIDOR LO VIENE DICIENDO desde hace tiempo, sin pretender ser pronosticador. No tengo pasta de pitoniso. Estoy consciente de mis limitaciones para juzgar lo que nos puede deparar el futuro, pero el pálpito pocas veces me falla.
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¿A QUÉ VIENE ESA CONSIDERACIÓN? No a la supuesta habilidad que algunos colegas me atribuyen. Se trata, simplemente, de que tengo buena memoria. Una memoria con capacidad para guardar cuanto sucede en el país, sin necesidad de recurrir a engorrosos archivos y hemerotecas.
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AHORA VOY DIRECTO AL GRANO. A lo que quiero decir para mis apreciados lectores. Estoy volviendo a pasar la película de los meses que precedieron el golpe del 11 de abril de 2002 contra la Constitución y contra el presidente Chávez. Los hechos acaecidos entonces; la manera como trabajó la oposición: la político-partidista, la empresarial, la mediática y la jerarquía de la Iglesia católica. Como se encadenaron esos factores para avanzar, al igual que lo hacen las manadas de alces con vocación suicida, en los fiordos en Noruega, lanzándose al vacío, donde los espera la muerte (la figura, por cierto, no es mía: si mal no recuerdo es de Curzio Malaparte).
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LA FATALIDAD ACOMPAÑÓ entonces a la oposición, en las guarimbas, en las acciones terroristas, en el sabotaje a la industria petrolera, en el patético espectáculo de los militares alzados en plaza Altamira, en las manifestaciones tumultuosas pretendiendo avanzar hacia Miraflores, en el mensaje golpista sistemático de los medios, en la campaña contra los jefes militares leales, en el envío –por las damas de alta sociedad– de pantaletas bien provocativas a los comandantes de unidades con el fin de humillarlos. Todo eso ocurrió hace apenas ocho años, y quienes participaron en esa política pretenden que todo se olvide, con la finalidad de repetir los hechos.
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EL FORMATO SE REPITE, con el mismo diseño. con iguales características. Los ataques a los mandos castrenses, a las instituciones, al presidente Chávez. La misma conformación de fuerzas, empresarios (con la diferencia de que ahora están chorreados y no se atreven a desplegar grandes banderas en sus edificios y contribuyen económicamente con nerviosismo), dirigentes de partidos, una media MUD, obispos, militares retirados y, por supuesto, los medios de comunicación. En particular uno, el más agresivo, el que anunció el 11 de abril que la batalla final sería en Miraflores; el que insulta a diestra y siniestra, que dirige la conjura, tira la piedra y esconde la mano. El mismito del pasado y ahora del presente.
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INCREÍBLE, PERO CIERTO. A la oposición le pasa lo mismo que al pitcher en el béisbol cuando le cogen la seña. Cuando el bateador sabe de antemano por dónde viene la bola. Porque lo que hace por estos días es la repetición de un formato fracasado, que el chavismo conoce y sabe cómo enfrentar (este escribidor piensa que lo mejor es que la oposición siga por ese camino). Porque como pasa con el sapo, la culpa no la tiene la estaca sino éste cuando salta y se estaca.-
