La huelga convocada por el mayor sindicato de Italia, la CGIL, logró hoy paralizar casi completamente los servicios de transportes urbanos, ferroviarios y aéreos del país, que se encuentra sumido en el caos, sobre todo, por el colapso de los aeropuertos con centenares de vuelos suspendidos.
Las manifestaciones contra el plan de austeridad del Gobierno se han celebrado en cien ciudades, que son recorridas por decenas de miles de personas, y cuenta con el apoyo de los partidos de oposición Partido Demócrata (PD) e Italia de los Valores (IDV), cuyos líderes participaron en las marchas.
Según datos de sindicato de la metalurgia FIOM, a media mañana la adhesión en las fábricas era más del 70 %, llegando al cien por cien el algunas empresas, mientras que el Gobierno aseguró que los números eran bajos.
En Roma, donde se desarrolló la principal marcha, la secretaria general de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), Susanna Camusso dijo: "Estamos al borde del precipicio, hay que dar un paso atrás", mientras sus compañeros portaban pancartas con lemas como "Tiremos el muro de la crisis" y "Finanzas irresponsables, política desaparecida".
Los manifestantes, a los que se unieron integrantes de todos los sectores, entre ellos los taxistas, protestaron ante todo por el artículo 8 del plan de austeridad que permite modificar el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que garantiza la tutela en los despidos de los trabajadores.
"Cuando las reglas y la leyes se hacen injustas la resistencia es un deber. Cancelar el artículo 8", se leía en las pancartas de los manifestantes, al son de música de tambores intercalada con intervenciones de sindicalistas y sobre todo de jóvenes bajo la bandera "jóvenes no más dispuestos a todo".
En Milán, se lanzaron huevos a la entidad financiera más importante de Italia, Unicredit, y también contra la Banca Popolare de Novara.
Por su parte, el gigante automovilístico de Turín, Fiat anunció que la adhesión en sus establecimientos fue del 25 %, mientras en Florencia unas 10.000 personas protestan contra el plan de austeridad que consideran eliminan los derechos de los trabajadores y condenan al país "a la recesión económica y a la decadencia civil".
El plan de ajuste presupuestario de 45.000 euros aprobado por el Gobierno de Silvio Berlusconi llega al Senado para comenzar su aprobación.
La CGIL estima que Berlusconi ha "impuesto más tasas a los trabajadores y a los jubilados, ha recortado los servicios y la sanidad, sin garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, ni favorecer el crecimiento y la ocupación".
Las manifestaciones contra el plan de austeridad del Gobierno se han celebrado en cien ciudades, que son recorridas por decenas de miles de personas, y cuenta con el apoyo de los partidos de oposición Partido Demócrata (PD) e Italia de los Valores (IDV), cuyos líderes participaron en las marchas.
Según datos de sindicato de la metalurgia FIOM, a media mañana la adhesión en las fábricas era más del 70 %, llegando al cien por cien el algunas empresas, mientras que el Gobierno aseguró que los números eran bajos.
En Roma, donde se desarrolló la principal marcha, la secretaria general de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), Susanna Camusso dijo: "Estamos al borde del precipicio, hay que dar un paso atrás", mientras sus compañeros portaban pancartas con lemas como "Tiremos el muro de la crisis" y "Finanzas irresponsables, política desaparecida".
Los manifestantes, a los que se unieron integrantes de todos los sectores, entre ellos los taxistas, protestaron ante todo por el artículo 8 del plan de austeridad que permite modificar el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que garantiza la tutela en los despidos de los trabajadores.
"Cuando las reglas y la leyes se hacen injustas la resistencia es un deber. Cancelar el artículo 8", se leía en las pancartas de los manifestantes, al son de música de tambores intercalada con intervenciones de sindicalistas y sobre todo de jóvenes bajo la bandera "jóvenes no más dispuestos a todo".
En Milán, se lanzaron huevos a la entidad financiera más importante de Italia, Unicredit, y también contra la Banca Popolare de Novara.
Por su parte, el gigante automovilístico de Turín, Fiat anunció que la adhesión en sus establecimientos fue del 25 %, mientras en Florencia unas 10.000 personas protestan contra el plan de austeridad que consideran eliminan los derechos de los trabajadores y condenan al país "a la recesión económica y a la decadencia civil".
El plan de ajuste presupuestario de 45.000 euros aprobado por el Gobierno de Silvio Berlusconi llega al Senado para comenzar su aprobación.
La CGIL estima que Berlusconi ha "impuesto más tasas a los trabajadores y a los jubilados, ha recortado los servicios y la sanidad, sin garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, ni favorecer el crecimiento y la ocupación".