(dpa) - El segundo vicepresidente del Perú y además legislador, Omar Chehade, quedó separado hoy temporalmente de la bancada de la alianza oficialista Gana Perú (GP), en medio del escándalo en que está envuelto por su presunta participación en un caso de tráfico de influencias.
GP indicó mediante un comunicado que la separación fue adoptada por pedido del propio Chehade, quien previamente también había pedido licencia como segundo vicepresidente.
“Esta bancada exhorta a todas las comisiones del Congreso (Ética, Fiscalización y subcomisión de Acusaciones Constitucionales), así como al Ministerio Público, a actuar con celeridad en todos los casos que son investigados”, dice el comunicado.
Chehade había optado por separarse temporalmente de la vicepresidencia, después de que el presidente Ollanta Humala le recomendara, a través de una entrevista televisada, dar “un paso al costado” (renunciar) mientras se resuelve su caso.
El vicemandatario está inmerso en un escándalo desde que una investigación periodística lo acusó de haberse reunido con tres generales de la policía para supuestamente instarlos a que, bajo el amparo de documentos falsos, desalojaran a los trabajadores que por mandato judicial administran la azucarera Andahyuasi, una de las mayores del Perú.
La supuesta finalidad del plan era apoyar al poderoso conglomerado financiero grupo Wong, que se disputa en los tribunales la propiedad de Andahuasi.
Un hermano de Chehade, Miguel, quien estuvo presente en la reunión con los generales es, de acuerdo a versiones de prensa, un representante de Wong.
El vicepresidente admite haberse reunido con los generales, pero asegura que el tema de Andahuasi nunca se tocó.
Chehade, un exprocurador de 41 años que ha basado su carrera política en la lucha por la moralidad, ha perdido prácticamente el apoyo de la cúpula de GP y los analistas estiman improbable que pueda evitar la destitución.
Según los mismos analistas, la posible caída de Chehade significaría un golpe para el gobierno de Humala, aunque el impacto podría estar amainado por las distancias que han puesto el presidente y el oficialismo.