Además, las fuerzas del orden ocuparon las favelas de Vidigal, con 11.000 habitantes, y Chácara do Ceu, significativamente más pequeña y cuya “pacificación” no fue anunciada.
Al terminar la toma, vecinos ondeaban banderas blancas, mientras que en Vidigal se colocó el pabellón brasileño, símbolo de la recuperación del territorio.