Dow Jones).-Las condiciones durante el año 2011 fueron bastante buenas para
el dólar. Desde alrededor de mayo, el índice del dólar, que mide a la moneda
frente a las divisas de sus principales socios comerciales, ha logrado
anotarse un alza de un 10%.
De acuerdo a esta proyección, especialistas en el área aseguran que
en el 2012 el comportamiento del dólar debería ser mejor.
Y comentan que la recuperación de la moneda estadounidense, podría venir por
la poca diversificación de los bancos centrales hacia el euro,
la contracción del crecimiento global y la incertidumbre geopolítica, que va en
aumento.
De cumplirse estos escenarios, señalan que el dólar será atractivo
para los inversionistas en el 2012. Sobre la perspectiva de los bancos
centrales, indican que estas instituciones han estado vendiendo activamente
reservas de dólares por euros en una amplia operación para diversificar sus
reservas y alejarse de lo que parecía una debilidad del dólar.
Pero ahora que el euro pareciera tener un futuro incierto y
que el dólar se ve fortaleciéndose, consideran que los flujos de diversificación
están disminuyendo rápidamente y podrían descender aún más el próximo año.
En cuanto al crecimiento global, los analistas mencionan que aunque muchas
economías parecían estar expandiéndose en el 2011, ahora tienen más
probabilidades de contraerse, o al menos de registrar una desaceleración
considerable en el 2012.
Apuntan que ese es el principal caso de la economía de
China, al cual parece mostrar un lento crecimiento en sus principales
mercados de exportación, como la eurozona, y que ha tenido un endurecimiento de
la política monetaria que Beijing implementó previamente en el año, para evitar
un sobrecalentamiento.
En materia de la geopolítica, es una variable de preocupación para los
inversionistas, tras el surgimiento de la primavera árabe y el inicio de
las revoluciones engendradas en Twitter. De cara al 2012, las protestas
políticas continúan propagándose, particularmente entre algunos productores
petroleros, inyectando aún más volatilidad a un ya muy intranquilo mercado de
crudo.
A esto se suman las constantes amenazas nucleares que representan los
inestables regímenes de Irán y Norcorea, que probablemente mantendrán
latente el riesgo global.
También la visión negativa de una escalada de tensiones entre
Argentina y el Reino Unido por las islas Malvinas, especialmente porque
esta vez podrían estar en juego las reservas de crudo, y no sólo la soberanía
nacional.