Erradicar la infección que causa el virus
de la hepatitis C (VHC) es uno de los retos más importantes que se plantean
los científicos para el siglo XXI -de hecho, la Organización Mundial de la Salud
ha declarado a las hepatitis virales como un área prioritaria de
salud-. El VHC no es un virus cualquiera; se calcula que en el mundo
hay 170 millones de personas infectadas con el VHC («solamente»
hay 37 millones con VIH). En España, los datos hablan de unos 700.000
infectados.
Sin embargo, el principal problema, denuncian los expertos, es que un
gran número de éstos están sin diagnosticar. Por este motivo,
la morbi-mortalidad del VHC es mucho mayor; si no se trata, el 30% de los
infectados desarrollará cirrosis y carcinoma celular. En España, en el periodo
comprendido entre 200-2010, el VHC ha sido responsable de 43.000 casos de
cirrosis, de 13.000 hepatocarcinomas y de
1.300 trasplantes de hígado.
Identificar y tratar cuanto antes a los portadores del virus es pues el
reto para los profesionales sanitarios. Hasta ahora, los tratamientos solamente
eran eficaces el 50% de los pacientes, pero la llegada de nuevas familias de
medicamentos, como los inhibidores de proteasa, ya aprobados en
España, parece estar cambiando este escenario y los expertos hablan ahora de una
tasa de curación que oscila entre el «79% y el 84%, en función
del paciente»
Coste/efectivos
Pero además, en tiempo de «crisis económica» es preciso hacer que los
tratamientos sean más «coste-efectivos, si cabe», señala Rafael Esteba Mur, del
Hospital Vall d'Hebrón (Barcelona). No hay que olvidar que el tratamiento actual
del VHC tiene un coste que ronda los 34.000 euros por
paciente/año. Por eso, subraya Esteban, es fundamental la «selección de
los pacientes en los que los nuevos tratamientos van a ser eficaces». Con los
nuevos tratamientos se puede determinar «en sólo 4 semanas» si el paciente es
sensible al tratamiento. De esta forma, si el virus es «sensible», la terapia
continúa o si por el contrario no lo es, se abandona. El problema es que todavía
hay un 30% de personas con VHC para las que no hay tratamiento.
Una posibilidad para estos pacientes sería, según
un estudio que publica Nature Medicine, atacar
al virus en el punto de entrada de la infección. En este nuevo trabajo,
Investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago (EE.UU.) han descubierto
que una molécula incrustada en la membrana de las células del hígado que ayuda a
la absorción del colesterol podría ser también clave en las infecciones por
hepatitis C, convirtiéndose en punto de entrada del virus en el organismo y, en
el futuro, en una posible diana. Los autores de este trabajo sospechaban que un
receptor llamado NPC1L1, conocido por ayudar a mantener el equilibrio del
colesterol, también puede estar implicado en el transporte de los virus a la
célula.
Colesterol
Los investigadores han demostrado ahora que al anular o bloquear el acceso a
los receptores de NPC1L1 se impide la entrada del virus y la infección de las
células. La buena noticia es que ya existe un medicamento autorizado, ezetimiba,
que actúa de forma «específica y exclusiva» contra el NPC1L1, y que está
indicado para reducir los niveles de colesterol. Los investigadores han
demostrado que este producto inhibe la infección por hepatitis C en cultivos
celulares y en ratones trasplantados con células de hígado humano. Y, a
diferencia de los fármacos actualmente disponibles, es capaz de inhibir
la infección por los seis genotipos del virus.
ABC