La exposición al plomo es uno de los envenenamientos comunes que puede afectar a personas de todas las edades, pero sobre todo a los niños. Son ellos, cuyos cuerpos se están desarrollando, los que son especialmente vulnerables porque el plomo puede afectar gravemente su sistema nervioso, que está en pleno desarrollo.
“Las moléculas de plomo son muy pequeñas y están presentes en todo el medio ambiente. Mediante la respiración de las personas van al organismo, pero en el caso de un niño puede ingresar a su cuerpo a través de la ingestión porque no se lava las manos”, indicó la especialista en neuropsicología del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Cayetano Heredia, Carla Guerrero, en entrevista con RPP en el marco de la campaña“Aire limpio más vida”.
La especialista indicó que si el menor tiene más plomo de lo permitido en la sangre tendrá grandes problemas para desarrollar sus conocimientos en el colegio.
“El límite máximo de plomo en la sangre para un niño es de 10 microgramos por decilitro. Si tiene más plomo del debido interferirá en sus funciones cognitivas, pues hace que los procesos de atención, razonamiento y memoria sean más lentos de lo debido”, aseguró Guerrero.
La experta indicó que si un niño tiene un exceso de plomo en la sangre, lee con mucha dificultad. Asimismo, tiene problemas para deletrear, completar frases, y por ende tiene una mala comprensión lectora.
“Con una continua exposición al plomo los niños pueden repetir el año, no culminar la primaria, abandonar la escuela e involucrarse en problemas con pandillas. Y es que el plomo provoca un déficit de atención e incluso conductas violentas. Según estudios en EE.UU, las zonas de delincuencia son sitios donde hubo antes una alta exposición de plomo. Si hacemos una comparación, el Callao es un claro ejemplo”, puntualizó.
EFE
