El Gobierno de Arabia Saudí anunció la aprobación de un paquete de medidas entre las que figura la prohibición de fumar en lugares públicos o la venta de tabaco a los menores de 18 años de edad.
En un comunicado difundido por la agencia oficial de noticias SPA, el Ministerio saudí del Interior explicó que decidió endurecer esa normativa "por el bien de la gente", debido a los daños que supone el tabaco para la salud de las personas y a nivel económico.
De esta forma, queda prohibido vender tabaco a los menores de 18 años o fumar en lugares públicos cerrados y en instituciones gubernamentales.
El ministro del Interior saudí, Ahmed bin Abdelaziz, afirmó que "Arabia Saudí, por ser un país musulmán, tiene que ser un referente para los otros países" y argumentó que la sharía o ley islámica insta a preservar el dinero y los bienes de las personas.
Este anuncio se produce en medio de las celebraciones por el mes sagrado del ramadán, durante el cual los fieles deben abstenerse de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el alba hasta el ocaso.
Hace unos días, el Gobierno saudí advirtió que expulsará a los residentes extranjeros que coman, beban o fumen en público durante el ramadán.
En las calles de Riad, algunos saudíes expresaron su satisfacción por este tipo de medidas restrictivas, si bien los fumadores fueron los más molestos y echaron en falta la puesta en marcha de otras alternativas a la prohibición del tabaco.
"Es una resolución civilizada y necesaria para cualquier comunidad, pero ¿por qué no han pensado en otras alternativas?", apuntó a Efe Tamer al Said, un saudí de 26 años.
"Ahora hace mucho calor y la mayoría de cafés y restaurantes están cerrados, por lo que es muy difícil estar en el aire libre.
¿Entonces dónde vamos los fumadores?", señaló el joven.
La prohibición de fumar en lugares públicos afecta también al uso de la tradicional pipa de agua o "shisha", aunque este ya estaba prohibido hace tiempo en los barrios residenciales y los cafés que la sirven están lejos del centro de la ciudad y al aire libre.
Arabia Saudí, donde rige una interpretación rigorista del islam, ha lanzado en los últimos años una intensa campaña para luchar contra el hábito de fumar.
Con ese propósito ha construido varias clínicas y organizaciones donde informar a los ciudadanos sobre las consecuencias negativas del tabaco, y ha subido un 60 % el precio de la cajetilla de tabaco en un año, hasta los 2,5 dólares.
Ya en 2007, el Ministerio de Sanidad del país árabe pidió a las compañías internacionales de tabaco indemnizaciones por un valor total de 19.000 millones de dólares por los daños causados por fumar en el reino.
Según datos oficiales de ese año, Arabia Saudí gasta alrededor de 3.500 millones de dólares anuales en el tratamiento de las enfermedades causadas por el tabaco en el país, que consume unos 15.000 millones de cigarrillos al año, equivalentes a 500 cigarrillos por persona al año (incluidos mujeres y niños).
En un comunicado difundido por la agencia oficial de noticias SPA, el Ministerio saudí del Interior explicó que decidió endurecer esa normativa "por el bien de la gente", debido a los daños que supone el tabaco para la salud de las personas y a nivel económico.
De esta forma, queda prohibido vender tabaco a los menores de 18 años o fumar en lugares públicos cerrados y en instituciones gubernamentales.
El ministro del Interior saudí, Ahmed bin Abdelaziz, afirmó que "Arabia Saudí, por ser un país musulmán, tiene que ser un referente para los otros países" y argumentó que la sharía o ley islámica insta a preservar el dinero y los bienes de las personas.
Este anuncio se produce en medio de las celebraciones por el mes sagrado del ramadán, durante el cual los fieles deben abstenerse de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el alba hasta el ocaso.
Hace unos días, el Gobierno saudí advirtió que expulsará a los residentes extranjeros que coman, beban o fumen en público durante el ramadán.
En las calles de Riad, algunos saudíes expresaron su satisfacción por este tipo de medidas restrictivas, si bien los fumadores fueron los más molestos y echaron en falta la puesta en marcha de otras alternativas a la prohibición del tabaco.
"Es una resolución civilizada y necesaria para cualquier comunidad, pero ¿por qué no han pensado en otras alternativas?", apuntó a Efe Tamer al Said, un saudí de 26 años.
"Ahora hace mucho calor y la mayoría de cafés y restaurantes están cerrados, por lo que es muy difícil estar en el aire libre.
¿Entonces dónde vamos los fumadores?", señaló el joven.
La prohibición de fumar en lugares públicos afecta también al uso de la tradicional pipa de agua o "shisha", aunque este ya estaba prohibido hace tiempo en los barrios residenciales y los cafés que la sirven están lejos del centro de la ciudad y al aire libre.
Arabia Saudí, donde rige una interpretación rigorista del islam, ha lanzado en los últimos años una intensa campaña para luchar contra el hábito de fumar.
Con ese propósito ha construido varias clínicas y organizaciones donde informar a los ciudadanos sobre las consecuencias negativas del tabaco, y ha subido un 60 % el precio de la cajetilla de tabaco en un año, hasta los 2,5 dólares.
Ya en 2007, el Ministerio de Sanidad del país árabe pidió a las compañías internacionales de tabaco indemnizaciones por un valor total de 19.000 millones de dólares por los daños causados por fumar en el reino.
Según datos oficiales de ese año, Arabia Saudí gasta alrededor de 3.500 millones de dólares anuales en el tratamiento de las enfermedades causadas por el tabaco en el país, que consume unos 15.000 millones de cigarrillos al año, equivalentes a 500 cigarrillos por persona al año (incluidos mujeres y niños).
EFE