“No dejes que Frank me lleve”, suplicó Dayanis Vanessa Moya a su hermana, Evelyn, mientras miraba con pánico cuando se acercaba el hombre con quien compartió los últimos seis años de su vida. “Tranquila mami… él no te va a sacar de acá”, fue la respuesta que la joven recibió como consuelo.
Segundos después, Franklin Urpín Díaz se acercó a la muchacha, la abrazó, le dio un beso y le susurró algo al oído. Sonó una detonación y todos los reunidos en la Pollera Andrés, ubicada en la avenida principal de 25 de Marzo, voltearon a ver qué ocurría.
“¿Qué coño hiciste Franklin?”, gritó una hermana de Dayanis mientras veía a la joven desplomada en el suelo y sangrando por la cabeza. La respuesta del hombre fue apuntar su 3.80 contra los presentes y accionar el gatillo tres veces, pero la pistola se le engatilló. Luego se llevó el arma a la sien derecha y se disparó.
Maltratos constantes
Dayanis, de 21 años, y Franklin, de 40, se conocieron hace seis años en las adyacencias del Mercado Municipal de San Félix. Él trabajaba como prestamista y ella en una tienda de comida cercana a la terminal de ferris y chalanas. Luego de tres años de relación, a escondidas porque él era casado, la pareja tuvo una hija.
“Él le compró una casa en San José de Cacahual y allí vivían. Eran como perros y gatos, pero ella lo perdonaba y lo recibía de nuevo en la casa. Seguían juntos y él acostumbraba a maltratarla… la acosaba y ella no sabía cómo quitárselo de encima. Hace dos años lo denunció en PTJ y él pagó 5 mil bolívares y lo soltaron”, relató Evelyn.
Mientras hacía el papeleo para retirar el cadáver del Instituto de Ciencias Forenses de la Policía científica (Cicpc), la mujer contó que la última golpiza que recibió Dayanis ocurrió hace tres semanas y que la joven dejó constancia del maltrato en fotografías almacenadas en su celular. “Ya sabíamos que esto iba a pasar”, lamentó la mujer.
Sin razón aparente
Según la familia de la joven madre asesinada, los celos de Frank no tenían límites. Él llegaba a donde ella estuviera y la sacaba a golpes, cachetadas o halada por los cabellos. Quien se atreviera a intervenir era amenazado con la pistola 3.80.
Aseguran que no había razones para tanto maltrato, pero Dayanis lo aguantaba, porque no creía en la justicia.
“El mediodía del domingo él dejó una torta en la pollera porque una de las empleadas cumplía años y se reunirían allí en la noche. Dayanis llegó como a las 11:00 de la noche de Bolívar porque estaba cuidando a una hermana y al rato llegó Franklin y se pusieron a hablar”, relata Evelyn, también dueña de la Pollera Andrés.
Tras minutos de conversa, el hombre salió del local y caminó hacia su camioneta… Un mal presentimiento hizo que Dayanis suplicara a su hermana: “No dejes que Frank me lleve”. Segundos después: él volvió al lugar, la asesinó y luego se suicidó frente a los presentes.