El triunfo incuestionable de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones del 23 de octubre de 2011, con casi 12 millones de sufragios, 54,1% de los votos, una cifra idílica para el kirchnerismo, parecen ser un lejano recuerdo. Hoy su aceptación no superan el 33%.
Según un informe del diario La Tercera de Chile, estas cifras sólo se comparan con el peor momento de su mandato inicial, allá por el 2007.
Una encuesta de la firma Management & Fit en la provincia de Buenos Aires, la aprobación de la gestión del Ejecutivo que encabeza Fernández llega sólo al 33,2%.
Para un sondeo de Poliarquía, en tanto, la imagen positiva de Cristina llega al 37%. Sergio Berensztein, director de esa encuestadora, aseguró la semana pasada que niveles similares sólo se habían registrado durante la llamada crisis del campo, en 2008, cuando los productores agrícolas se opusieron a un aumento del impuesto a las importaciones de granos.
El diario Clarín también menciona el trabajo del consultor Carlos Fara, distribuido entre políticos de la oposición y el oficialismo. Según esa encuesta, realizada en septiembre en la ciudad de Buenos Aires, la capital federal, sólo el 33% de los consultados tiene una opinión positiva del gobierno y el 52% le pone una nota “negativa”.
Pero en el año transcurrido, la mandataria perdió importantes aliados, como el sindicalista Hugo Moyano y el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, que ya se hicieron un lugar en la oposición. Eso, sin contar que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, aunque nunca ha roto con la presidenta, fue claro y directo para asegurar que buscará la Presidencia en 2015, en un aparente acto de rebeldía.
El problema es que Fernández sabe que Scioli tiene un altísimo respaldo entre los bonaerenses y pelearse con él podría significar “perder” la provincia.