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lunes, 11 de febrero de 2013

Las drogas afectan al sexo incluso años después de haberlas olvidado para siempre


Mucho se ha investigado sobre cómo afectan las drogas y su consumo prolongado a diferentes facetas de nuestra salud física, mental y cognitiva, pero lo cierto es que éstas también repercuten en otra área importante de nuestra vida: la sexual. Y además, en ella, sus secuelas siguen estando presentes incluso años después de haberlas olvidado para siempre. 

Así lo asegura un estudio publicado recientemente en la revista científica norteamericana 'Journal of Sexual Medicine' que revela que las drogas empeoran el funcionamiento sexual de los varones y sus efectos persisten incluso después de años de abstinencia, hecho que contradice otras investigaciones que mantenían que, a las tres semanas de abandonar el consumo, el funcionamiento sexual volvía espontáneamente a su nivel normal. 

Este estudio, elaborado por profesores de la Universidad de Granada (España) y Santo Tomás (Colombia), y con la participación de nueve instituciones de rehabilitación de drogodependientes (ACLAD, CAD de Arganzuela, CAD San Blas, Institut de Neuropsiquiatria i Addiccions del Parc de Salut Mar-Hospital del Mar, Fundación  Noray-Proyecto  Hombre  Alicante, UMAD, Proxecto Home Galicia, Proyecto Hombre Granada y el "Cortijo Buenos Aires") evaluó el funcionamiento sexual de 905 varones, de los cuales 550 estaban diagnosticados de dependencia a seis tipos de consumo preferente: alcohol, cocaína, cocaína y alcohol, heroína, marihuana y speedball (heroína+cocaína) y resultó ser la heroína la sustancia que más afectaba a la función sexual. 

"La heroína es la droga que parece verse relacionada con las mayores dificultades sexuales y el alcohol, la que más afecta a la capacidad eréctil", asegura a ELMUNDO.es Pablo Vallejo, profesor e investigador en la Universidad Santo Tomás de Colombia y uno de los autores principales del estudio. En cambio, mantiene el experto, no pasa con lo mismo con la marihuana. "Socialmente es una droga mejor considerada y además no tiene tanto impacto social como la heroína, parece ser la que menos está afectando a distintas áreas del funcionamiento sexual". Otra de las relevancias importantes es que el alcohol, en grandes cantidades, es la droga que más repercute en la capacidad eréctil. 

Pero la historia del consumo de drogas no es nueva en nuestra sociedad y quizá su comienzo date de mucho antes de lo que nos imaginamos. Explica el especialista que los primeros indicios del consumo de drogas como aderezante del sexo se remontan a la época del antiguo Egipto y del imperio Romano. Lo que ha cambiado, evidentemente, es el contexto, las sustancias y los lugares para su consumo porque actualmente las drogas se siguen utilizando "muy comúnmente" con fines sexuales. 

Una investigación realizada en el año 2010 a más de 300 varones drogodependientes, por los mismos investigadores de este estudio, mostraba que casi el 70% afirmó haber consumido alguna vez drogas para mejorar el disfrute de sus relaciones sexuales y el 80% dijo haberlas tomado para obtener una relación sexual, es decir, para desinhibirse. En estos casos, la droga más consumida era la cocaína, seguida del alcohol. 

Pero aún así, con estos datos en la mano y con la infinidad de estudios que han demostrado las consecuencias de las drogas en las áreas fisiológicas y psicológicas, éstas también tienen su efecto en las distintas fases de la función sexual: deseo, placer, excitación y orgasmo. Concretamente, tienen principalmente un efecto mayor en las fases del placer sexual y el orgasmo. "No sabemos por qué exactamente en esas, podría tener una explicación neurológica ya que son las dimensiones más relacionadas con el placer", explica. 

Por otro lado, según reza el estudio, el placer sexual es el más perjudicado en los consumidores de 'speedball', seguido de cerca por los consumidores de cocaína. Por su parte, el orgasmo se ve más afectado por los consumidores de heroína seguidos -al mismo nivel- por los que prefieren de cocaína, alcohol y 'speedball'. 

La fase del deseo es el área del funcionamiento sexual menos perjudicada, incluso los consumidores de cocaína tienen un deseo sexual muy elevado en fases agudas de consumo. Pero "no sabemos si realmente es deseo sexual elevado o deseo sexual hiperactivo, lo cual no es positivo, matiza. Y finalmente, el alcohol en grandes cantidades, como hemos nombrado anteriormente, es el que más afecta a la capacidad eréctil. 

En las mujeres las respuestas "podrían ser similares", asegura. Pero aún no se han hecho estudios ya que las muestras que sostienen los investigadores son muy pequeñas. "En España, solo un 10% de las personas que solicita ayuda a centros de drogodependencias son mujeres". 

El experto explica que la principal hipótesis que se baraja en la actualidad es que existe un daño biológico, que ha afectado al funcionamiento sexual durante el consumo de drogas y poco después de dejar de consumirlas (hasta dos semanas). El daño fisiológico desaparecerá pero, por el contrario, el problema psicológico permanece. 

Parece ser por tanto, que se ha producido un condicionamiento. "Se ha acabado asociando, durante el periodo de consumo, práctica sexual a problemas sexuales", asegura. Por ello perdura incluso después de haberlas dejado. Esto es, acabamos asociando que cada vez que vamos a tener sexo este va a ser poco placentero, va a salir mal, o lo que sea para cada caso. "Porque así sucedía durante el consumo de drogas. Y al final, cuando el efecto de las drogas no está presente, el condicionamiento que se ha producido durante los años de consumo permanece. De tal forma que, en ausencia del efecto de las drogas, el sexo sigue siendo un problema. Es un condicionamiento como en el famoso caso del perro de Paulov". 

Pero a pesar de ello, quiere matizar que esto no sucede así en el 100% de los casos, que no ocurre con todas las personas que han consumido drogas, "simplemente esto sucede de forma significativa más en los grupos consumidores que en los no consumidores". 

Vallejo enumera una serie de implicaciones que puede traer la realización de este estudio para un futuro, y asimismo de otros que se hagan después. La primera es que puede tener un papel importante en el tratamiento de pacientes drogodependientes, ya que puede ser la "excusa" para tratar el problema del consumo en pacientes que no lo ven como un problema en sí mismo, pero sí debido a su relación con la pérdida sexual. Así como una motivación para dejar el consumo. Una vez en consulta, señala, la sensibilización podría ser mucho más sencilla. 

Otra de las implicaciones influye al papel de las recaídas. Esto es, según explica el experto, hay que tener en cuenta la adicción como una enfermedad crónica, donde nunca podríamos descartar una posible recaída. Hay que tener en cuenta que las personas pasan por fases de "craving" (anhelo) que de alguna manera les impide recordar las cosas malas de las drogas. 

Por último, otras de las implicaciones serían que podría ser un aspecto positivo para la prevención, poder jugar un papel relevante en la "victimización sexual" y además, poder modificar también algunas conductas de riesgo.


AGENCIA