El fabricante aeronáutico europeo Airbus ha anunciado este viernes que reemplazará las baterías de litio que tenía pensado instalar en su nuevo avión A350 por baterías de níquel-cadmio, por los problemas que ha tenido su principal competidor, Boeing, con este tipo de dispositivo en su modelo 787 Dreamliner y que han llevado a la suspensión de todos los vuelos del aparato desde el pasado 17 de enero.
Una portavoz de Airbus ha explicado que la empresa ha renunciado a las baterías de litio porque la investigación sobre el 787, que sigue en marcha y sin fecha prevista para su final, ha generado "incertidumbre", y eso podía retrasar el programa del A350 y poner en peligro los plazos de entrega de las primeras unidades.
La razón es asegurarse de que se va a "respetar nuestro calendario", ha añadido la portavoz, que ha insistido en que las baterías de litio que iba a utilizar Airbus "tienen una concepción diferente" a las de los 787 de Boeing. El constructor aeronáutico ha señalado que en las pruebas realizadas con el A350 no habían planteado problemas.
Airbus ya estaba preparando el terreno para el cambio de postura con respecto a las baterías de litio. El pasado día 1, el consejero delegado de Airbus, Fabrice Brégier, había señalado que "aunque pensábamos haber resuelto el problema hace un año, ésta clase de baterías sigue siendo sensible", por lo que indicó que "nada nos impide volver a un enfoque más tradicional".
El constructor europeo había encargado las nuevas baterías de litio a su proveedor Saft, que también es proveedor de las de cadmio, que son las que equipan el resto de la gama Airbus en servicio.
El primer vuelo de prueba del A350 está previsto para el próximo verano (tal vez durante el Salón Aeronáutico de Le Bourget, en las afueras de París, a finales de junio) y su entrada en servicio debería llegar a finales de 2014.
El A350 de Airbus es, en términos tecnológicos, de la misma generación que el 787 de Boeing, en particular porque en ambos se recurre de forma masiva a los materiales compuestos que permiten reducir el peso (y por tanto el consumo de carburante). Las baterías de níquel-cadmio son ligeramente más pesadas, por lo que pueden afectar al rendimiento del futuro avión.
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