A pesar de que las condiciones atmosféricas son adversas en el país sudamericano, el papa Francisco aterrizó en el Santuario de Nuestra Señora Aparecida donde ofreció una misa, y fue recibido por millones de feligreses, quienes le aguardaban desde tempranas horas.
Su Santidad, quien cumple su tercer día en tierras brasileñas, ofrece su primera homilía a aproximadamente 2.000 devotos que pueden escuchar la misa a través de unas pantallas que han sido colocadas estratégicamente en el lugar, y que a pesar del mal tiempo climático, los asistentes han declarado que se mantendrán en el lugar para escuchar al Papa, “aunque sea un momento”.
Muchos de los seguidores del pontífice permanecen en el lugar desde el día de ayer para asistir a la ceremonia litúrgica en la que el máximo representante de la Iglesia católica ofrece una misa en honor a Nuestra Señora Aparecida.
Miles de paraguas se observan en las inmediaciones del Santuario en donde el Papa se encuentra en compañía de la comitiva que lo recibió a su llegada y unos 15.000 católicos que se han ubicado dentro de la estructura, además de los cientos de fieles que desde sus afueras pueden oír las plegarias del sumo pontífice, quien inició la misa en portugués, poniendo la Jornada de la Juventud en manos de la patrona de Brasil y rogando "por la paz en el mundo".
Francisco, quien se ha ganado el amor de miles de seguidores, ingresó en el Santuario para orar ante la imagen de Nuestra Señora de Aparecida y luego de ofrecer unas palabras a su reverenda Madre, frente a su altar colocó un ramo de flores y recibió un presente por parte de la comitiva que agradeció su presencia, y le otorgó al santo Padre una réplica en madera de Nuestra Señora de Aparecida.
Su Santidad se refirió en su breve homilía a los jóvenes del mundo, a propósito de la Jornada Mundial de la Juventud que está llevando a cabo, para señalar que "hoy en día, nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos falsos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer", alertó el Papa, quien le envió un mensaje de fe a sus seguidores, asegurando que los cristianos "no pueden ser pesimistas".
"Tenemos una madre que intercede siempre por sus hijos y hemos tocado su puerta. Queridos amigos hemos venido a la casa de María, ella nos ha abierto su puerta y nos ha pedido que hagamos lo mejor. Madre, nos comprometemos a hacer lo mejor y lo haremos comprometidos con Dios y llenos de alegría. ¡Que así sea!", manifestó, culminando su discurso.
El Papa finalizó la ceremonia, asomándose en el balcón del Santuario, en donde le esperaban miles de acólitos, quienes con pañuelos blancos saludaban a un sonriente Francisco que los bendijo.
Y se dirigió a sus adeptos para encomendarles un “favor” que fue recibido entre gritos y vítores por sus seguidores, “recen por mí, que nuestra Señora de Aparecida los cuide, y hasta 2017, fecha en que volveré”, concluyó el Padre Universal.
Jorge Mario Bergoglio, caracterizado por su sencillez, se hospeda en la residencia de Sumaré, en Río de Janeiro, donde accedió a instalarse, luego de rechazar la oferta de quedarse en una lujosa suite, y en primeras horas de la mañana del día de hoy se trasladó en helicóptero hacia el Santuario para venerar a Nuestra Señora, resguardado por la seguridad que el Gobierno brasileño ha desplegado para resguardar a su Santidad en lo que será su estancia en el país, la cual finalizará el próximo domingo.
Al culminar la misa, el Papa Francisco tiene pautado un almuerzo con varios de los representantes del Santuario, y seguidamente volverá a Río de Janeiro para continuar con la agenda que ha establecido para esta visita.