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miércoles, 24 de julio de 2013

Elecciones presidenciales en Mali, un salto hacia el final de la crisis

Elecciones presidenciales en Mali, un salto hacia el final de la crisisMali celebrará el próximo domingo unas elecciones presidenciales para legitimar la transición política con la que se pretende poner fin a un adverso año en el que un levantamiento independentista y un golpe de Estado empujaron al país al borde del abismo. 

Veintisiete candidatos, entre los que destacan los ex primeros ministro Ibrahim Boubacar Keita y Modibo Sidibé, el exministro de Economía Sumaila Cissé y Dramane Dembelé, candidato del partido mayoritario Adema, han presentado programas centrados en acabar con la doble crisis política y territorial, en la reconciliación, en combatir la corrupción y en mejorar la deteriorada economía. 

El último obstáculo para la celebración de los comicios fue superado el pasado 18 de junio en la capital de Burkina Faso, Uagadugu, cuando el Gobierno de Mali y los rebeldes tuaregs que controlan parte de la región septentrional de Kidal firmaron un acuerdo para el alto el fuego. 

El pacto, firmado con la mediación del presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, establecía también el regreso a Kidal de la Administración civil y del Ejército. Un punto que se materializó el pasado día 5 con el establecimiento de un grupo de 150 soldados legados de Bamako. 

En contrapartida a esta presencia, supervisada por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Mali (MINUSMA) y la misión de Francia (Serval), las autoridades se han comprometido a organizar tras los comicios un diálogo para determinar el estatuto administrativo de Azawad (nombre con el que se conoce a la región del norte de Mali). 

Asimismo, una misión de la Unión Europea, formada por 90 observadores a corto y largo plazo, velará por la correcta organización del proceso electoral, cuya fecha muchos consideran precipitada debido a la falta de medios y tiempo para su puesta en marcha. 

No obstante, el máximo responsable de la Dirección General para la organización de las elecciones, el general Siaka Sangaré, aseguró a Efe que gracias a este acuerdo se estaban pudiendo entregar con normalidad las tarjetas electorales en Kidal, donde hay 35.000 de los casi siete millones de malienses con derecho a voto. 

A pesar de los "contratiempos" a la hora de elaborar las listas y repartir las tarjetas electorales, como reconocen varios responsables, el presidente de la Comisión Electoral Independiente, Mamadou Diamountenin, declaró a Efe que, a "pesar de que ha sonado la alarma en varias ocasiones, se han puesto en marcha las medidas de rectificación necesarias". 

Todos coinciden en que el próximo domingo es clave para poder dar un paso de gigante hacia la reconciliación nacional entre las distintas fuerzas políticas, divididas desde el golpe de estado del 22 de marzo del año pasado, y entre el Gobierno de Bamako y los independentistas tuaregs que se levantaron en armas en enero de 2012. 

Según el acuerdo de Uagadugu firmado entre las autoridades y los tuaregs, 60 días después de la celebración de los comicios deberán dar comienzo unas conversaciones en las que además de definir el estatuto administrativo de Azawad se deberá dibujar una estrategia para el desarrollo de esta región desértica de 850.000 kilómetros cuadrados. 

El levantamiento independentista de los tuaregs del norte de Mali, que representan el 7 por ciento de la población del país, desató entonces el malestar de muchos dirigentes del Ejército, que no vieron con buenos ojos cómo el entonces presidente, Amado Tumani Turé, manejaba la crisis. 

Dicho malestar se transformó en varias acciones de protesta hasta que, el 22 de marzo, un grupo de militares encabezados por el capitán Amado Haya Sanogo protagonizó un golpe de Estado. 

La asonada supuso el estallido de una nueva crisis política y, lejos de frenar el avance tuareg, le dio alas. 

El Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) logró en apenas una semana hacerse con el control del norte del país y el 6 de abril proclamó el estado de Azawad. 

Paralelamente, los militares, presionados por la Comunidad Internacional y en especial por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), accedieron a restablecer el antiguo orden constitucional a través de una transición en la que, sin embargo, no han renunciado a seguir imponiendo sus ritmos. 

Durante el resto de 2012, mientras en Azawad los grupos radicales islámicos Ansar al Din y Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MYAO) se imponían al MNLA, en Bamako la transición democrática se atascaba una y otra vez. 

La intervención militar francesa del pasado enero, que provocó la huida de los grupos radicales islámicos y favoreció el regreso del MNLA al norte del país, abrió también las puertas a estas elecciones con las que se pretende sellar ambas crisis y avanzar hacia la recuperación económica y socialEFE