La segunda ola de frío polar de este invierno en Norteamérica ha vuelto a convertir la región de las cataratas del Niágara en un espectáculo de hielo y nieve que atrae a aquellos turistas que se atreven a "disfrutar" de la naturaleza a temperaturas de 30 grados bajo cero.
El martes, con la llegada del frío extremo del "vórtice polar", el segundo que este año atenaza Canadá, las temperaturas en la región de Niágara, la zona más sureña del país, se desplomaron a menos 20 grados centígrados.
Con vientos de hasta 11 kilómetros por hora, la sensación térmica era inferior a los 30 grados bajo cero, una temperatura en que la piel se congela en pocos minutos.
A pesar de ello, las cataratas de Niágara, una de las mayores atracciones turísticas de Canadá, siguen captando la atención cada día decenas de turistas dispuestos a presenciar el famoso salto de agua como pocas personas lo han podido ver, con carámbanos, gigantescos bloques de hielo y las aguas del río Niágara convertidas en una espesa masa.
EFE