La Misión Conjunta de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) encargada de vigilar la destrucción de esas armas en Siria cumplió su cometido pese a las difíciles condiciones en que debió desempeñarse.
La titular de esa Misión, Sigrid Kaag, rindió hoy al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el último informe sobre el trabajo de ese grupo de expertos.
Al término de la sesión a puerta cerrada, en un encuentro con la prensa, Kaag se refirió a la labor de la Misión como "un proceso único", y explicó que la gran mayoría del arsenal químico sirio ha sido destruido y lo que resta de esas armas se está eliminando.
En cuanto a la existencia de armas químicas en manos de actores no estatales de Siria, Kaag advirtió que es complicado declarar a un país completamente limpio de ese tipo de armamento por numerosas razones, entre ellas la posesión por diversas partes de esas armas.
"El trabajo que la OPAQ puede hacer se basa en una declaración, en una Convención que es un instrumento adoptado por los Estados, y en la actualidad hay muchos más actores que el Estado", apuntó.
La diplomática destacó en este sentido, la cooperación de las autoridades sirias durante el proceso de desmantelamiento, transporte y eliminación de las armas químicas.