Nunca perdió la fe de que despertase. "Ese chico rubio va a volver, tu mamita te espera",con estas emotivas palabras, partió Lilian Clark de Buenos Aires para el encuentro de su hijo inconsciente en Venezuela, tras sufrir un accidente cerebro vascular hace cuatro años. Regresó con él y desde esa fecha, se convirtió en el ángel guardián de su sueño profundo en la clínica, siempre con la esperanza de volverlo a ver radiante y cantando.
“Todo gira alrededor de Gustavo, es lo que nos toca y hay que ayudarlo”, dijo Lilian a un programa de Chile , añadiendo de que no se le pasaba por la cabeza desconectarlo porque tenía fe en que saliera del letargo, porque solo Dios tendría la última decisión. Mientras, ella lo cuidaba, le cantaba "arrorró" y lo mimaba, como solo una gran madre lo puede hacer.
Con gran dedicación, cuidó que no le faltara nada y se mantuvo férrea cuando sus pulmones se llenaron de sangre y los médicos creyeron que era el fin del cantante.
Durante todo este tiempo, Lilian Clark se vio fortalecida por el cariño y la admiración a Gustavo.
“Me pone la piel de gallina escuchar sus canciones, el amor incondicional de la gente", dijo en otra entrevista y que resumía todas las cartas, los mensajes de apoyo a su hijo en una sola palabra que es la del amor.
El destino hizo que Lilian, quien debería gozar del afecto y cuidado de su hijo mayor, tuviese que estar pendiente de él, día y noche en los últimos cuatro años de su vida. De haber despertado Gustavo de su letargo, no hay duda que sus primeras palabras habrían sido para su madre: "¡Gracias totales"!.
