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martes, 4 de noviembre de 2014

¿Debemos dejar de beber leche?

Los resultados de un estudio publicado en «British Medical Journal» que sugieren que una alta ingesta de leche en mujeres y hombres no se acompaña con un menor riesgo de fractura y que, por contra, puede estar asociada con una mayor tasa de muerte, reabren un debate sobre el consumo de leche.
Según el trabajo del «BMJ» la causa de este efecto ‘perjudicial’ de la leche estaría relacionado por los altos niveles de lactosa y la galactosa (tipos de azúcar) en la leche, que sí han demostrado que aumentan el estrés oxidativo y la inflamación crónica en animales.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia), dirigidos por Karl Michaëlsson, señalan que su estudio sólo puede mostrar una asociación y no significa que haya una relación «causa-efecto». Por eso afirman que «deben interpretarse con cautela» y que se necesitan más estudios antes de sacar conclusiones firmes o hacer recomendaciones dietéticas.

Estrés oxidativo

Desde siempre que ha considerado que una dieta rica en productos lácteos reduce la probabilidad de fracturas osteoporóticas, pero de acuerdo con los autores de este trabajo investigaciones la revisión de algunas investigaciones que han analizado la importancia de la leche en la prevención de fracturas y la influencia en las tasas de mortalidad muestran resultados contradictorios.
Así que el equipo de Michaëlsson ha examinado si el alto consumo de leche puede aumentar el estrés oxidativo, que, a su vez, afecta el riesgo de mortalidad y de fractura ósea. Así analizaron los datos de dos grandes grupos; uno formado por 61.433 mujeres (de 39 a 74 años de edad) y el otro de 45.339 hombres (de 45 a 79 años de edad). Todo ellos completaron cuestionarios sobre la frecuencia con la que consumían determinados alimentos habituales, como la leche, el yogur o el queso. Asimismo recabaron información sobre su estilo de vida, peso y estatura y se tuvo en cuenta factores como el nivel de educación y el estado civil.
En total siguieron a las mujeres durante un promedio de 20 años; en ese periodo fallecieron 15.541 mujeres y 17.252 tuvieron una fractura, de que en 4.259 fue una fractura de cadera.
Los investigadores vieron que en el caso de las mujeres un mayor consumo de leche no parecía asociarse con una reducción en el riesgo de fractura. Además, Por otra parte, las mujeres que bebían más de tres vasos de leche al día (680 ml) tenían un mayor riesgo de muerte que las mujeres que bebían menos de un vaso de leche al día (60 ml).
En cuanto a los varones, éstos fueron seguidos durante un promedio de 11 años; durante dicho periodo murieron 10.112 y 5.066 tuvieron una fractura, que fue de cadera en 1.166 casos. En esta ocasión también se apreció un mayor riesgo de muerte asociado con un mayor consumo de leche, aunque era menos pronunciado que en las mujeres.

Inflamación

Un análisis más detallado mostró una relación entre el consumo de leche y los biomarcadores de estrés oxidativo y la inflamación. Sin embargo, un alto consumo de productos de leche fermentada 8 (incluyendo el yogur y el queso), con un contenido de lactosa baja se asoció con menores tasas de mortalidad y de fractura, especialmente en las mujeres.
Los investigadores concluyen que un mayor consumo de leche no se acompaña con un menor riesgo de fractura y, por contra, puede estar asociada con una mayor tasa de muerte. Por ello, aseguran, es posible que exista un vínculo entre la lactosa y galactosa de la leche y este riesgo. «Nuestros resultados pueden cuestionar la validez de las recomendaciones de consumir altas cantidades de leche para prevenir las fracturas por fragilidad: sin embargo, deben interpretarse con cautela dado el diseño observacional del estudio».
El trabajo, apunta en un comentario Mary Schooling, de la Universidad de Nueva York (EE.UU.), plantean una posibilidad fascinante acerca de los daños potenciales de la leche. Sin embargo, insiste en que la dieta es difícil de evaluar con precisión y refuerza el mensaje de que los resultados deben interpretarse con cautela. «Debido a que el consumo de leche puede aumentar a nivel mundial, se debería establecer el papel de la leche y su relación con la mortalidad de forma definitiva», concluye.

Más de 10.000 años

En este sentido, el doctor José Manuel Moreno, de la Asociación Española de Pediatría, afirma que la leche de vaca ha formado parte de la alimentación en gran parte de Europa en los últimos 10.000 años y, en su momento, la tolerancia a la leche constituyó una ventaja adaptativa. Moreno explica que aunque en los últimos 20 años y han surgido algunas voces discrepantes, también dentro de la comunidad científica. Sin embargo, reconoce en una artículo publicado en «Pediatría Integral», «la repercusión de estas discrepancias es muy superior a lo que podía esperarse de la mera discusión científica». La población, apunta, «debe recibir mensajes claros respecto a los hábitos saludables y a las recomendaciones dietéticas».
Por eso, añade, es preciso continuar recomendando que los niños y jóvenes consuman leche y derivados lácteos diariamente en cantidades adecuadas.ABC