(Alemania, de diciembre. EFE) – El Banco de Pagos Internacionales (BPI) mostró preocupación por la fuerte caída de los precios del petróleo, la tercera mayor de los últimos 50 años, y observa un aumento de la fragilidad en los mercados financieros, tras los abruptos movimientos a mediados de octubre.
El director del departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio, dijo en la presentación del informe trimestral de diciembre que existen dos elementos que “van a dejar una profunda huella en la escena financiera y macroeconómica”: los tipos de cambio y la fuerte bajada del precio del petróleo.
El precio del crudo ha caído un 40 % desde junio de 2014, la tercera mayor caída de los últimos 50 años, sólo superada por la que se produjo tras la quiebra de Lehman y el colapso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) en 1985, según Borio.
El BPI atribuye parte de la caída a factores de la demanda, la ralentización del crecimiento de China pero, sobre todo, a un aumento inesperado de la oferta.
“Es una buena noticia para la economía global pero, dicho esto, habrá ganadores y perdedores y la caída puede afectar de forma desproporcionada a algunas regiones del mundo, creando vulnerabilidades nacionales”, señaló Borio.
El diferente rumbo que ha tomado la política monetaria de EEUU desencadenó una apreciación del dólar frente a la mayoría de las divisas.
La caída del precio del petróleo y los movimientos en los tipos de cambios afectarán especialmente a las economías de mercado emergentes, pese a que no han sido esta vez las más afectadas por el aumento de la volatilidad en octubre, a diferencia del episodio de mayo del año pasado cuando la Fed anunció el inicio de la reducción de estímulos monetarios.El Banco de Japón y el Banco Central Europeo (BCE) aplicaron nuevos estímulos monetarios, mientras que la Reserva Federal (Fed) dio por concluido su programa de compras de activos.
“Los exportadores de materias primas podrían afrontar retos difíciles, especialmente aquellos que se encuentran en los últimos estadios de fuertes auges del crédito y precios de la vivienda” y aquellos que han invertido en bonos para financiar divisa extranjera, advirtió Borio.
La apreciación del dólar aumentará la deuda y puede crear exposiciones por discordancias de financiación y de divisa.
“La volatilidad aumentó a mediados de octubre, los precios de las acciones cayeron con fuerza y los diferenciales de crédito se dispararon”, señaló Borio al presentar el informe.
Los valores del Tesoro estadounidense fueron excepcionalmente volátiles, al menos en la negociación intradía, incluso, más que en los picos alcanzados en la crisis del banco estadounidense Lehman Brothers.
Ahora, tan sólo unos pocos días después, “la aparente calma previa ha vuelto”, dijo Borio.
Añade que “al aumentar la presión vendedora, escaseó temporalmente la liquidez del mercado, amplificando así las oscilaciones de los mercados”.A mediados de octubre se produjo una brusca caída del apetito por el riesgo en un entorno de creciente incertidumbre sobre las perspectivas económicas mundiales y la orientación de la política monetaria, acompañada de crecientes tensiones geopolíticas, según el BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea.
No obstante, el BPI -del que son miembros unos sesenta bancos centrales- considera que “los mercados se recuperaron rápidamente conforme se disipaban las dudas económicas y algunos de los principales bancos centrales seguían relajando la política monetaria”.
“Como en el episodio de ventas y recuperación de los mercados financieros internacionales el pasado agosto, este vaivén de asunción y alejamiento del riesgo sugiere que el boyante clima de los mercados financieros es todavía bastante frágil”, según el informe.
“Sería imprudente ignorar que los mercados no se estabilizan completamente por sí mismos”, añadió el director del departamento Monetario y Económico del BPI.
“Los bancos centrales y los mercados han empujado la rentabilidad de la deuda soberana a mínimos extraordinarios, inimaginables hace pocos años”, dijo Borio.
La deuda soberana a tres años se sitúa bien por debajo del 0 en Alemania, alrededor del 0 en Japón y por debajo del 1 % en EEUU.