(París, 7 diciembre 2014 .AFP).- Balones, botas, camisetas, raquetas, gafas para nadar-profesionales o amateurs- de domingo o de diario, los deportistas utilizan cada vez más la tecnología y aparatos electrónicos para medir su desempeño y el del vecino.
“Los deportes, y el deporte del gran público en particular, se ve especialmente afectado por este fenómeno porque una gran parte del mercado de los gadgets electrónicos está ligado a la salud, a la actividad física”, afirma Arnaud Saurois.
Este maestro de conferencias asociado a la Universidad de Poitiers, especialista en gestión deportiva, ha inventariado centenares de aparatos que miden el rendimiento, hacen análisis e incluso fijan objetivos y apuntan posibles mejoras para el deportista o su entrenador.
Además del apoyo a los deportistas ocasionales, para lo que puede ser casi un juguete, los aparatos electrónicos aportan hoy en día, gracias al incremento de su precisión, un verdadero valor añadido a los deportistas de élite.
Así, una raqueta conectada a un ordenador la utilizan tanto los amateurs como los tenistas profesionales, que gestionan su entrenamiento gracias a los registros que captan los sensores instalados en en el mango.
Hoy día, los sensores que registran las actuaciones sirven para todo: en los remos, entre los omóplatos de los judocas, en el tobillo de los patinadores, entre otras formas. Fue Brian Joubert uno de los primeros deportistas franceses de alto nivel que utilizó aparatos electrónicos para perfeccionar su técnica en el cuádruple salto.
Cuantificar la perfección
No tiene nada que ver el conocido como “entrenador personal”, que se vende en las grandes tiendas deportivas, accesible por una decena de euros, y el material para algunos privilegiados que gastan miles de euros por una aparato de alta tecnología.
Pero en los dos casos, hay una gran tentación de medir tus cualidades, de lanzar desafíos a tus camaradas de entrenamiento al colgar tus resultados en internet.
“Los sensores son muy útiles en el entrenamiento para repetir gestos hasta que sean perfectos, y cuantificar la perfección. Además es muy entretenido para los jugadores”, juzga el entrenador de un club de balonmano, aficionado del “seguimiento deportivo”.
Ademas, las potenciales evoluciones son infinitas. Ahora, debería llegar al mercado brazaletes para tomar medidas fisiológicas (frecuencia cardiaca, pero también niveles de glucosa y lactosa, por ejemplo).
Más allá de los aparatos, el deporte en su conjunto ha dado el paso hacía el 2.0. Hoy, nadie concibe un estadio sin conexión wi-fi. En los recintos deportivos, los espectadores están cada vez más armados con pantallas en las que comentan e ilustran el espectáculo que han pagado por ver.