Un caserón del siglo XVIII ubicado en Tarragona ha servido a dos jóvenes madrileños de centro neurálgico para el desarrollo de un juego para dispositivos móviles. No es el típico garaje, paradigma del inicio de las empresas de Silicon Valley. Pero la historia es muy similar. Con esfuerzo y dedicación, Adrián Galanda (23 años) y Felipe Catena (24 años) aprovecharon una idea surgida en clase de un máster para crear Real Riders, un simulador de bicicleta que ofrece a los jugadores la posibilidad de recorrer escenarios de barrios de España y EE.UU. como Chamberí o Sunset Hills.
Gráficamente muy cuidado, el juego está disponible para el sistema iOS (iPhone e iPad) y tiene presencia en un centenar de países. En menos de dos meses ya ha generado más de 43 mil descargas. Este simulador de bicicleta se basa en físicas reales en donde hay que intentar controlar el vehículo de tal manera en que ésta circule de la manera más estable posible por una ruta diseñada en scroll horizontal.En caso contrario, el sistema penalizará al jugador y caerá.
Ahora, se encuentra entre los treinta juegos de mayor interés en esta plataforma. Tendrá próximamente versión para Android, el de mayor penetración del mundo. Tras constituirse como empresa (Tactil Arts)trabajan cada día para mejorar el juego, que en próximas actualizaciones incorporará el modo multijugador, incluirá opciones para la personalización del personaje, así como un panel de estadísticas de otros jugadores. Otro reto es captar anuncios por esponsorización.
Ambos emprendedores, que se conocieron hace tres años en una escuela de 3D, forman parte del plantel de una nueva generación de creadores que ha irrumpido con fuerza en un mercado, el de los juegos para móviles, muy emergente. Eso sí, para llegar hasta aquí se han dejado atrás horas de sacrificio, olvidarse de salir por la noche como cualquier joven de su edad y dedicarse a trabajar duro para conseguir su objetivo. Y todo, con el sostén económico de los familiares y del dinero que Adrián generaba de trabajar como gogó en discotecas.«Intentamos que la vida entonces fuera sana, comer bien y hacer deporte», señala a este diario este joven que de pequeño deseó ser futbolista.
Pese a que de momento la aplicación no ha generado resultados económicos, la experiencia ha sido muy positiva. «Nos ha hecho crecer mucho, tanto individualmente como equipo», agrega Felipe Catena, cofundador de la compañía, y que con menor edad soñaba con ser astronauta.
De dinero aún no hablan, dado que aún no han visto un duro: «Mi sueño -afirma- es crear sin limitaciones de tiempo o dinero, porque el videojuego es el arte del siglo XXI», dice «Lo que importa es el canal de venta, lo mas dificil es sacar un juego y que la gente lo consuma. Los resultados se ven más adelante». Actualmente, piensan en el futuro más próximo, lleno de planes e ideas, como la creación de nuevas «apps» y en el lanzamiento de un juego para ordenadores inspirado en los bosques en donde los gráficos serán la parte fundamental.ABC