La hermanastra de Ana Frank, la escritora Eva Schloss, superviviente del Holocausto, cree que "Israel tiene que dar la oportunidad a Palestina de formar su propio país", dijo a Efe con motivo de la publicación de su libro "Después de Aushwitz".
En una entrevista en su casa de Londres, Schloss admitió que esta es su posición, si bien tiene "muchos familiares en Israel" que le dicen que "no pueden confiar en los palestinos".
"Tenemos que darles la oportunidad de formar su propio país. Pero tengo familiares en Israel y dicen que no podemos confiar en ellos, que si compartimos, acabaríamos matándonos. No hay un acuerdo de paz y los palestinos dijeron que nos tirarían al mar; pero ésta es mi opinión", dice Schloss, cuya madre se casó con el padre de Ana Frank, Otto, después de la II Guerra Mundial.
"Quizá haya una solución", confió la escritora, de 85 años, cuyo libro saldrá publicado el próximo 3 de febrero.
"Después de Aushwitz" relata la vida de la autora desde que era una niña, antes de la llegada de los nazis a Viena (Austria), ciudad en la que nació en 1929, hasta la actualidad, y cuenta duras historias como la captura de su familia por las SS alemanas o un abuso sexual que sufrió cuando tenía nueve años.
"Recuerdo todos los días mi decimoquinto cumpleaños, porque cambió drásticamente mi vida entera", dijo la autora sobre el 11 de mayo de 1944, cuando una enfermera holandesa "vendió" a su familia a los nazis.
Una enfermera fue quién traicionó a su familia y la envió a Auschwitz y, por esas casualidades del destino, fue otra enfermera, prima de su madre y a la que llamaban Minni, quién salvó a su madre y a ella de morir en el campo de concentración.
Minni, a la que califica como su "ángel de la guarda", trabajaba en Auschwitz como prisionera junto al "infame" Josef Mengele, y ayudó a que sobrevivieran dándoles "comida", "medicinas contra el tifus" y protegiendo a su madre cuando hacían selecciones para las cámaras de gas por el "Ángel de la muerte".
Schloss confesó que de pequeña "tenía celos de Ana Frank", ya que sentía "que la gente sólo quería escuchar su historia", y no la de ella, y porque su padrastro, Otto Frank, "recibía cientos de cartas al día de fans, y dedicaba 4 ó 5 horas diarias a la correspondencia".
La mujer comenta que escribió este libro porque hay gente que todavía no sabe lo "difícil" que fue para los supervivientes "adaptarse a la vida real después del Holocausto".
"No confiaba en nadie, era muy tímida. Me costó muchos años cambiar esto, que me dañaba tanto mental como físicamente. A partir de mi primer libro ("La historia de Eva", 1986) me sentí totalmente feliz y optimista; capaz de hablar sobre todo esto".
Schloss recuerda únicamente dos momentos de felicidad en Auschwitz, que le hicieron "revivir": las visitas sorpresa de su padre en el campo de concentración, ya que estaban separados por género, y cuando descubrió que su madre consiguió salvar la vida después de pensar que había muerto.
La escritora, que comenta "tener las imágenes del Holocausto grabadas" en la cabeza, hizo balance de la situación mundial, de la que dijo que "tristemente la avaricia y el dinero es la cosa más importante para la mayoría de la gente, y la diferencia entre ricos y pobres es escandalosa".
También habló sobre el atentado de principios de enero contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.
"La libertad de expresión por supuesto que es importante, pero... la gente es sensible sobre sus religiones, y creo que esto no se debería hacer; no es gracioso. Por supuesto no hay que matar por ello, pero si ves que algo puede ocurrir, no uses estas caricaturas", declaró la escritora.
En una entrevista en su casa de Londres, Schloss admitió que esta es su posición, si bien tiene "muchos familiares en Israel" que le dicen que "no pueden confiar en los palestinos".
"Tenemos que darles la oportunidad de formar su propio país. Pero tengo familiares en Israel y dicen que no podemos confiar en ellos, que si compartimos, acabaríamos matándonos. No hay un acuerdo de paz y los palestinos dijeron que nos tirarían al mar; pero ésta es mi opinión", dice Schloss, cuya madre se casó con el padre de Ana Frank, Otto, después de la II Guerra Mundial.
"Quizá haya una solución", confió la escritora, de 85 años, cuyo libro saldrá publicado el próximo 3 de febrero.
"Después de Aushwitz" relata la vida de la autora desde que era una niña, antes de la llegada de los nazis a Viena (Austria), ciudad en la que nació en 1929, hasta la actualidad, y cuenta duras historias como la captura de su familia por las SS alemanas o un abuso sexual que sufrió cuando tenía nueve años.
"Recuerdo todos los días mi decimoquinto cumpleaños, porque cambió drásticamente mi vida entera", dijo la autora sobre el 11 de mayo de 1944, cuando una enfermera holandesa "vendió" a su familia a los nazis.
Una enfermera fue quién traicionó a su familia y la envió a Auschwitz y, por esas casualidades del destino, fue otra enfermera, prima de su madre y a la que llamaban Minni, quién salvó a su madre y a ella de morir en el campo de concentración.
Minni, a la que califica como su "ángel de la guarda", trabajaba en Auschwitz como prisionera junto al "infame" Josef Mengele, y ayudó a que sobrevivieran dándoles "comida", "medicinas contra el tifus" y protegiendo a su madre cuando hacían selecciones para las cámaras de gas por el "Ángel de la muerte".
Schloss confesó que de pequeña "tenía celos de Ana Frank", ya que sentía "que la gente sólo quería escuchar su historia", y no la de ella, y porque su padrastro, Otto Frank, "recibía cientos de cartas al día de fans, y dedicaba 4 ó 5 horas diarias a la correspondencia".
La mujer comenta que escribió este libro porque hay gente que todavía no sabe lo "difícil" que fue para los supervivientes "adaptarse a la vida real después del Holocausto".
"No confiaba en nadie, era muy tímida. Me costó muchos años cambiar esto, que me dañaba tanto mental como físicamente. A partir de mi primer libro ("La historia de Eva", 1986) me sentí totalmente feliz y optimista; capaz de hablar sobre todo esto".
Schloss recuerda únicamente dos momentos de felicidad en Auschwitz, que le hicieron "revivir": las visitas sorpresa de su padre en el campo de concentración, ya que estaban separados por género, y cuando descubrió que su madre consiguió salvar la vida después de pensar que había muerto.
La escritora, que comenta "tener las imágenes del Holocausto grabadas" en la cabeza, hizo balance de la situación mundial, de la que dijo que "tristemente la avaricia y el dinero es la cosa más importante para la mayoría de la gente, y la diferencia entre ricos y pobres es escandalosa".
También habló sobre el atentado de principios de enero contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.
"La libertad de expresión por supuesto que es importante, pero... la gente es sensible sobre sus religiones, y creo que esto no se debería hacer; no es gracioso. Por supuesto no hay que matar por ello, pero si ves que algo puede ocurrir, no uses estas caricaturas", declaró la escritora.
EFE