Sara Netanyahu, esposa del primer ministro israelí, hizo volver a su casa después de medianoche a un asistente que trabaja en la residencia oficial para solo calentarle una sopa, revela una declaración presentada este domingo a tribunales en una demanda por acoso laboral contra ella y su marido.
"Un día, me hicieron regresar de mi casa a la residencia oficial, pasada la medianoche, para que le calentase un plato de sopa a Sara", dice el testimonio del asistente Gay Eliyahu en un protocolo entregado al Tribunal Laboral de Jerusalén en apoyo de la demanda presentada el año pasado por un exmayordomo del jefe del Gobierno israelí.
El caso, que se suma a varias denuncias similares en el pasado, revela nuevas facetas del excéntrico comportamiento de la mujer del primer ministro israelí, a la que el exmayordomo Meni Naftalí acusó en marzo de 2014 de acoso, infamias e incumplimiento de promesa laboral.
Las audiencias del caso fueron aplazadas hasta pasadas las elecciones anticipadas del 17 de marzo para no interferir en el proceso electoral, pero el denunciante hizo entrega hoy de las declaraciones escritas de los testigos de cargo.
"Me molestaba sin descanso y me obligaba a hacer cosas innecesarias", señala el testigo Eliyahu en su declaración, en la que resalta que Sara Netanyahu "le pedía comida y cuando se la traía le acusaba de hacerla engordar".
Sobre el polémico episodio de la sopa, agrega que al regresar a la residencia oficial, ésta le recriminó por no estar cuando le necesitaba y que le espetó que "debía regresar a cualquier hora que ella quisiera comer".
"En otra ocasión Sara me hizo volver, también ya tarde, para que le deseara buenas noches, mientras me recriminaba por haberme ido sin hacerlo", subraya el testigo sobre otra de las supuestas excentricidades.
El testimonio, del que da cuenta la edición por internet del diario Yediot Aharonot, incluye los ataques de furia de la mujer del primer ministro, que impuso -según el documento- un régimen represivo entre los empleados de la residencia oficial.
"La manipulación de su comida siempre generaba el miedo de ser objeto de recriminaciones y gritos (...) La señora Netanyahu sospechaba constantemente que los empleados le "contaminábamos" la comida", indica el testimonio, en el que Eliyahu recuerda que desde que entró a trabajar en 2011 unos 20 asistentes abandonaron su puesto en la residencia.
Horas después de la entrega de los testimonios, la familia Netanyahu respondía a las acusaciones con un comunicado privado en el que afirma que la "reciclada ola de difamación por parte de extrabajadores de la residencia oficial no es casual".
"Está destinada a causar daño al primer ministro y a su mujer en el período electoral y a sacar dinero al Estado de forma improcedente. Es un escándalo", refiere un comunicado difundido por los medios locales.
La familia recuerda en ese sentido el más de un millón de shékels (unos 227.000 euros o 253.000 dólares) que "mediante mentiras y deformaciones tendenciosas" exige el demandante al matrimonio y al Estado.
"Un día, me hicieron regresar de mi casa a la residencia oficial, pasada la medianoche, para que le calentase un plato de sopa a Sara", dice el testimonio del asistente Gay Eliyahu en un protocolo entregado al Tribunal Laboral de Jerusalén en apoyo de la demanda presentada el año pasado por un exmayordomo del jefe del Gobierno israelí.
El caso, que se suma a varias denuncias similares en el pasado, revela nuevas facetas del excéntrico comportamiento de la mujer del primer ministro israelí, a la que el exmayordomo Meni Naftalí acusó en marzo de 2014 de acoso, infamias e incumplimiento de promesa laboral.
Las audiencias del caso fueron aplazadas hasta pasadas las elecciones anticipadas del 17 de marzo para no interferir en el proceso electoral, pero el denunciante hizo entrega hoy de las declaraciones escritas de los testigos de cargo.
"Me molestaba sin descanso y me obligaba a hacer cosas innecesarias", señala el testigo Eliyahu en su declaración, en la que resalta que Sara Netanyahu "le pedía comida y cuando se la traía le acusaba de hacerla engordar".
Sobre el polémico episodio de la sopa, agrega que al regresar a la residencia oficial, ésta le recriminó por no estar cuando le necesitaba y que le espetó que "debía regresar a cualquier hora que ella quisiera comer".
"En otra ocasión Sara me hizo volver, también ya tarde, para que le deseara buenas noches, mientras me recriminaba por haberme ido sin hacerlo", subraya el testigo sobre otra de las supuestas excentricidades.
El testimonio, del que da cuenta la edición por internet del diario Yediot Aharonot, incluye los ataques de furia de la mujer del primer ministro, que impuso -según el documento- un régimen represivo entre los empleados de la residencia oficial.
"La manipulación de su comida siempre generaba el miedo de ser objeto de recriminaciones y gritos (...) La señora Netanyahu sospechaba constantemente que los empleados le "contaminábamos" la comida", indica el testimonio, en el que Eliyahu recuerda que desde que entró a trabajar en 2011 unos 20 asistentes abandonaron su puesto en la residencia.
Horas después de la entrega de los testimonios, la familia Netanyahu respondía a las acusaciones con un comunicado privado en el que afirma que la "reciclada ola de difamación por parte de extrabajadores de la residencia oficial no es casual".
"Está destinada a causar daño al primer ministro y a su mujer en el período electoral y a sacar dinero al Estado de forma improcedente. Es un escándalo", refiere un comunicado difundido por los medios locales.
La familia recuerda en ese sentido el más de un millón de shékels (unos 227.000 euros o 253.000 dólares) que "mediante mentiras y deformaciones tendenciosas" exige el demandante al matrimonio y al Estado.
EFE