(Mariupol, 25 de enero. AFP).- Ucrania preparaba el domingo su respuesta militar a los separatistas prorrusos del Este, tras la muerte de 30 civiles en un bombardeo contra Mariupol atribuido a los rebeldes, que anunciaron una ofensiva contra este estratégico puerto.
Los países occidentales condenaron con firmeza este ataque contra la última gran ciudad del Este separatista aún bajo control de Kiev. Algunos abogan por nuevas sanciones económicas contra Rusia, acusada de apoyar militarmente a la rebelión.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, afirmó en un comunicado que su país luchará “hasta la victoria total” contra los separatistas prorrusos. Abrevió una visita a Arabia Saudí para presidir este domingo una reunión del Consejo de Seguridad nacional y Defensa.
En el curso de esta reunión, las autoridades de Kiev prevén adoptar “medidas suplementarias teniendo en cuenta las brusca degradación de la situación en el Este” Poroshenko también decretó este domingo como jornada de duelo nacional.
El conflicto armado en el Este de Ucrania, que ya dura nueve meses, había vivido el sábado un giro dramático cuando los separatistas prorrusos anunciaron una ofensiva contra Mariupol, donde perecieron al menos 30 civiles.
“La ofensiva sobre Mariupol ha comenzado hoy”, declaró este sábado el dirigente de la república autoproclamada de Donetsk, Alexandre Zajarchenko.
Kiev acusó de inmediato a Rusia de apoyar militarmente a los separatistas y de ser por tanto responsable de este drama.
Por su parte, los observadores de la OSCE presentes en Mariupol concluyeron que los cohetes lanzados contra esta ciudad procedían de dos localidades controladas por los separatistas.
La conquista de esta ciudad industrial de medio millón de habitantes ubicada al borde del mar de Azov le permitiría a Rusia y a los rebeldes crear un puente terrestre hacia Crimea, península ucraniana anexionada por Moscú en marzo.
Este sangriento ataque se produce pocos días después de que el ejército ucraniano abandonara el aeropuerto de Donetsk que controlaba desde hace meses, lo que ya supuso otro giro en este conflicto que ha dejado más de 5.000 muertos en nueve meses.
Occidente presiona a Moscú
La representante de la diplomacia europea, Federica Mogherini, advirtió que la escalada de violencia iba “a provocar inevitablemente un grave deterioro de las relaciones entre la UE y Rusia”, que ya se enfrenta a duras sanciones económicas europeas y norteamericanas y que sigue negando su implicación en el conflicto.
Según fuentes de la UE, los 28 ministros de Exteriores pueden ser convocados la próxima semana en Bruselas para examinar el caso ucraniano.
El secretario norteamericano de Estado, John Kerry, pidió a Rusia que ponga fin “inmediatamente” a su apoyo a los separatistas, y el vicepresidente Joe Biden habló el sábado con el presidente Poroshenko.
El secretario general de la ONU Ban Ki-moon “condenó firmemente” los bombardeos, al igual que la Osce y la Otan.
En Kiev, el primer ministro, Arseni Yatseniuk, exigió la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La noche del sábado, los 15 países del Consejo intentaron en vano redactar una declaración sobre Mariupol, por iniciativa británica, pero Rusia bloqueó la iniciativa, según diplomáticos occidentales.
Kiev denuncia desde principios de esta semana la entrada de batallones rusos en territorio de Ucrania, y numerosos ataques contra posiciones del ejército ucraniano.