Los máximos representantes de la federación nipona de cooperativas de pescadores y de la asociación de cofradías de Fukushima criticaron hoy duramente a la empresa operadora de la central nuclear homónima por el último vertido radiactivo al mar hecho público esta semana.
Hiroshi Kishi y Tetsuo Nozaki se quejaron por la gestión del incidente durante una reunión celebrada con el presidente de Tokyo Electric Power (TEPCO), Naomi Hirose, informó la cadena pública NHK. El pasado martes TEPCO informó que agua muy radiactiva acumulada en el techo de unos de los reactores se filtró al mar por los desagües del edificio, que desembocan en el muelle de la central y en el océano Pacífico.
La eléctrica conocía desde abril que los niveles de radiactividad de los desagües aumentaban con las lluvias pero decidió no tomar medidas ni hacer público el problema hasta esta semana por no contar con resultados de los análisis de toxicidad del líquido acumulado.
Kishi, presidente de la cooperativas niponas, le dijo hoy a Hirose que la empresa "ha traicionado y destruido la confianza" de los pescadores japoneses al no haber hecho público el problema antes.
También reclamó una explicación detallada de porqué TEPCO actuó de esta manera y exigió que no se repitan más vertidos al mar desde la central golpeada por el terremoto y tsunami de 2011.
Hirose, por su parte, se disculpó por lo ocurrido y aseguró que la empresa tomará todas las medidas para no incurrir en nuevas negligencias.
Kishi y Nozaki Fishermen se reunieron a continuación con el ministro de Economía, Comercio e Industria, Yoichi Miyazawa, y le instaron a que las autoridades niponas implementen una "revisión radical de las medidas para evitar los vertidos de agua radiactiva", según informó la agencia Kyodo.
El terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011 provocaron en la central de Fukushima Daiichi el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las emisiones y vertidos radiactivos resultantes aún mantienen evacuadas a miles de personas que vivían junto a la planta, y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.
EFE