Los 28 ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) se reúnen este lunes en Bruselas para buscar soluciones a la crisis económica que sufren desde hace meses los productores de leche y carne, principalmente por la prohibición de exportar a Rusia y por el fin de las cuotas lácteas que impuso la UE el pasado 1 de abril. Unos 5.000 productores piden hoy frente al edificio del Consejo Europeo —donde están los líderes comunitarios— más ayudas para el sector, un incremento del precio mínimo por litro de leche —que ha llegado a mínimos de 20 céntimos por litro— y un diálogo más intenso con las autoridades rusas para que levanten el embargo a los productos europeos. La Comisión, por su parte, ha anunciado que desbloqueará 500 millones de euros en ayudas para el sector
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"El mercado está inundado, los precios se desploman", ha declarado el presidente de los productores de leche europeos (EMB, por sus siglas en inglés), Romuald Schaber. Los excedentes que han surgido como consecuencia de la prohibición de exportación a Rusia han hecho que haya una sobreproducción para el mercado europeo y que, por tanto, los precios se reduzcan considerablemente. La ministra española de Agricultura, Isabel García Tejerina, ha señalado que la situación en toda Europa es "complicada" y ha pedido al Gobierno de la UE, presidido por Jean-Claude Juncker, medidas extraordinarias que, finalmente, se han traducido en el desbloqueo de 500 millones de euros con cuatro objetivos claros; ayudar a los agricultores en dificultades de liquidez a corto plazo, hacer frente al desequilibrio del mercado (estimular la demanda y reducir la oferta),hacer frente a los desafíos de cadena de suministro y estrechar la relación entre la agricultura y la sociedad.
El fin de la política de cuotas y la prohibición de exportación a Rusia han dañado enormemente la economía de las familias. "Nosotros estamos perdiendo de 2.000 a 3.000 euros mensuales", protesta una familia productora de leche que ha viajado desde Baviera (Alemania) para "hacerse escuchar". También les acompañan productores de España, de Finlandia, de Países Bajos, de Alemania, de Francia... y así hasta las 28 nacionalidades que conforman la UE.El precio de producción de un litro de leche en Alemania es de 26 céntimos de euros. "Demandamos un mínimo de 40 [céntimos]", explica un productor alemán. En Lituania, desde donde se han desplazado una decena de jóvenes productores menores de 30 años, están produciendo por 20 céntimos el litro. "Necesitamos vender cinco litros de leche para comprar uno de agua", sostiene uno de ellos que explica que "al menos" deberían recibir 30 céntimos por litro producido.
Hasta la glorieta de Schuman, punto cero de las instituciones europeas, se han trasladado cientos de tractores de toda Europa. Las bocinas, los silbidos y el sonido de bengalas son constantes. Huele a humo y muchos de los allí presentes se alejan del núcleo de las protestas para coger algo de aire. Los manifestantes más jóvenes lanzan cientos de huevos a las decenas de policía antidisturbios que han sido desplegados. Muchos de ellos, porra en mano y protegidos con escudos de plástico, se ponían las máscaras antigás ante el aumento de la tensión entre los agricultores. A pesar del chorro de agua que utilizan los agentes para dispersar a los manifestantes, ellos resisten hasta el fin de la reunión. "Queremos que nos escuchen", protestan.
En busca del equilibrio
En las protestas de este lunes los agricultores y ganaderos europeos no están solos. También se ha hecho un hueco para los productores de terceros países —en su mayoría de África Occidental—, representados por ONG como Oxfam Solidaridad (la rama belga de Oxfam), S.O.S Faim, CNDC y una decena de organizaciones locales africanas.
"El objetivo es encontrar el equilibrio entre un precio justo para los productores europeos y la posibilidad de seguir produciendo para los agricultores locales", defiende Thierry Kesteloot, activista de Oxfam Bélgica, desde el centro de las protestas.
Según estas organizaciones, los productores europeos están "demasiado" enfocados en la exportación de su producto, de manera que "dañan" a la economía de países como Malí, Senegal, Benín, Níger o Burkina Faso. "Si continúan exportando a estos países, los productores nacionales se hundirán", sentencia Kesteloot que afirma que "ha aprovechado" esta masiva movilización para abrir este debate "paralelo".el pais