Distintos expertos pidieron este lunes facilitar el acceso a las biotecnologías a los pequeños agricultores durante un seminario en Roma que reunió a medio millar de científicos y representantes de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.
El foro, de tres días de duración y organizado en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aborda el papel de esas tecnologías para lograr sistemas alimentarios y de nutrición sostenibles.
"Las biotecnologías agrícolas son más amplias que los OMG (organismos modificados genéticamente)", dijo en la inauguración el director general de esa agencia, José Graziano da Silva, que reclamó que estas sean "accesibles para quienes más las necesitan".
La presidenta de la Universidad holandesa de Wageningen, Louise Fresco, resaltó que en los últimos años se ha conseguido secuenciar el ADN de 80 cultivos conocidos y hasta 140 tipos de animales, un conocimiento genético que permite desarrollar importantes herramientas.
"Combinando las técnicas podemos lograr las características que queremos" en un producto determinado, apuntó Fresco.
Además del cruzamiento clásico de variedades y la modificación genética propia de los transgénicos, destacó las posibilidades que alberga la tecnología CRISPR/Cas9, que definió como "unas tijeras que cortan el ADN para introducir en él cambios como sacar o reavivar ciertos genes".
Algo así se investiga en el caso del tomate morado, que tiene unos antioxidantes "silenciosos" a los que ahora se pretende despertar y hacer funcionar, según la científica.
Las nuevas técnicas también están destinadas a aumentar la resistencia de cultivos como la papaya, el maíz o la patata frente a enfermedades e insectos, así como a producir vacunas y reducir las emisiones de metano a la atmósfera o de basura.
Otras aplicaciones pueden servir, por ejemplo, para los procesos de fermentación, los fertilizantes, la inseminación artificial, los pesticidas y el uso de marcadores moleculares en nuevas variedades.
Fresco señaló que, pese a estos avances, falta por resolver asuntos como el de la propiedad intelectual, que sigue enfrentando los derechos de los agricultores que crían animales y cultivan plantas con los de las compañías que invierten en nuevas tecnologías.
Asimismo, citó como obstáculos el largo periodo de tiempo que hay que esperar a que las autoridades regulen los procesos tecnológicos, la falta de acceso de los pequeños productores a las innovaciones y los dilemas en el campo de la bioseguridad que se presentan.
El profesor de la Universidad de Purdue (Estados Unidos) Gebisa Ejeta llamó a superar el debate "irracional, inútil y poco apropiado" que genera la biotecnología entre sus defensores y sus detractores.
Consideró que la mayor parte del planeta "tiene hambre de ciencia" y que es necesario aplicar los nuevos conocimientos para aumentar el rendimiento de los cultivos de los más pobres.
Mientras que las multinacionales se quejan de la falta de un marco legal que los proteja y de la corrupción en los países en desarrollo, estos echan en falta productos adaptados a sus necesidades y el poco compromiso del sector privado, afirmó Ejeta.
Ante esas dificultades, el académico exigió a los gobiernos de esos países invertir en educación y ciencia para desarrollar sus propias tecnologías o adaptarlas del exterior a sus necesidades efe