LG presentó este domingo en Barcelona su nuevo teléfono inteligente G5, un terminal modular que permite el intercambio de piezas y manifestó su intención de entrar en el negocio de la realidad virtual con unas gafas y una cámara que graba vídeos de 360 grados.
La tecnológica surcoreana es la primero de los grandes fabricantes que comercializa un móvil modular: el G5 permite acoplar, en el lugar de la batería, tres módulos que añaden distintas funcionalidades: cámara digital con botones físicos, batería adicional y altavoz de alta definición marca Bang & Olufsen.
Desde LG aseguran que el móvil se ha convertido prácticamente en un bien básico, como la electricidad o el agua, y que la gente está aburrida de sus teléfonos, ya que las últimas innovaciones que han introducido son pequeñas y centradas en el software.
"No vemos ya mucho entusiasmo. (...) ¿Significa eso que ha llegado el final de la era de los móviles inteligentes? Por supuesto que no, en LG estamos convencidos de que los mejores días del 'smartphone' están por llegar", indicó el consejero delegado de LG Mobile Communications, Juno Cho.
Para ello, la compañía entra en la tecnología modular, un concepto ideado por Google con su Project Ara que consiste en que el teléfono se pueda descomponer en diferentes piezas, para utilizar, renovar o repararlas de manera independiente. En el caso del G5, los módulos se insertan en el espacio de la batería, que es extraíble.
El G5 es un teléfono de gama alta con cuerpo "unibody" de aluminio -plateado, dorado, rosa o gris oscuro- con pantalla de 5,3 pulgadas y resolución de 2.560x1.440 pídeles, doble cámara trasera (con lentes de 16 y 8 megapixeles que captan hasta 135 grados) y cámara frontal de 8 megapixeles. EFE