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sábado, 23 de abril de 2016

Los “extraños” derechos exclusivos de la Reina Isabel II

 Este 21 de abril la reina Isabel II del Reino Unido celebró su 90.º aniversario. Sin embargo, a diferencia del resto de mortales, los reyes y las reinas de este país celebran dos cumpleaños al año en vez de uno.
El cumpleaños oficial se celebra un sábado de junio, dependiendo del tiempo que haga, una tradición que surgió, precisamente, por cuestiones climáticas, ya que en verano llueve menos. Sin embargo, los cumpleaños dobles no son el único hecho insólito al que tiene derecho Isabel II.
La reina Isabel II no tiene pasaporte ni carné de conducir, algo que no le impide viajar o manejar sus coches, que tampoco tienen placas de registro. No en vano, todos estos documentos se emiten en Reino Unido en nombre de la reina, por lo que no tiene mucho sentido que ella misma se otorgue estos papeles.
Todos los demás miembros de la familia real, incluyendo el príncipe heredero Carlos deben tenerlos.

Cajero automático personal

En la planta baja de la residencia de la reina, el Palacio de Buckingham, se encuentra su cajero automático personal para retirar dinero. Es un cajero del banco exclusivo Coutts, que solo acepta clientes muy famosos y adinerados, como la familia real británica.

Impune ante la ley

Los arrestos o testimonios durante los procesos legales se hacen en nombre de la reina, así que ella no puede “arrestarse a sí misma”. Tampoco tiene que pagar impuestos, aunque lo hace de manera voluntaria desde 1992.

Poeta personal

La reina goza de los servicios de su poeta personal, cargo honorífico que en actualidad y hasta 2019 lo ocupa Carol Ann Duffy. El “salario” del poeta personal es un barril de jerez.
Cisnes, delfines, ballenas y esturiones
Se supone que a la reina le pertenecen todos los cisnes del río Támesis, y también todos los delfines, ballenas y peces esturiones pescados en un radio de 5 kilómetros en torno a la costa británica.
La reina puede disolver el Gobierno de Australia o el Parlamento de Canadá, pero no puede ser elegida para la Cámara de los Comunes del parlamento británico (ya que ella no es ‘común’), ni tampoco puede convertirse a otra religión.