AFP) – “Trouble”, la perrita maltesa que heredó 12 millones de dólares de la magnate hotelera Leona Helmsley, murió a los 12 años y lo que queda de su fortuna irá a una organización caritativa.
“‘Trouble’, la perrita a la que su dueña millonaria, la neoyorquina Leona Helmsley, dejó 12 millones de dólares en 2007, murió a la edad de 12 años, anunció este jueves la organización caritativa Helmsley, confirmando una información exclusiva del New York Daily News.
La perra maltesa murió en realidad el 13 de diciembre, “fue cremada y sus restos permanecen en un lugar privado”, indicó la portavoz de la organización, Eileen Sullivan.
El animal tenía 12 años perrunos, 84 en términos humanos, no lejos de los 87 a los que falleció su dueña y excéntrica benefactora.
El dinero que había heredado “Trouble” fue transferido al Fondo Caritativo de Leona M. y Harry B. Helmsley.
Cuando Helmsley murió, el 20 de agosto de 2007, la reina de los bienes raíces apodada “la reina de los tacaños”, hizo las delicias de los tabloides neoyorquinos al desheredar a dos de sus nietos y dejar a su perrita bichon maltés blanca “Trouble” (Problemas) 12 millones de dólares.
Unos meses después, un juez de Nueva York decidió que la mascota era mentalmente incapaz y redujo su fortuna a apenas dos millones de dólares, otorgando el resto de la herencia a dos de los nietos de Helmsley desheredados, Meegan y Craig Panzirer, y a obras caritativas.
Las leyes del estado de Nueva York prohíben que los animales sean inhumados en cementerios, y ya había sido establecido que “Trouble” no podría descansar en el mausoleo que su dueña había hecho construir por 1,4 millones de dólares para su tercer esposo, Harry Helmsley, fallecido en 1997, la perrita y ella misma.
El manutención de la perra, que había recibido amenazas de muerte y fue llevada a Florida en diciembre de 2007 en avión privado, costaba unos 100.000 dólares anuales, incluido el personal de seguridad por las amenazas de muerte y secuestro.
Esta raza de perros vive una media de 14 años.
En su testamento, Leona Helmsley había dado instrucciones muy concretas sobre el cuidado del animal que, cuando vivía su dueña, se alimentaba de pollo, zanahorias, espinacas y pescado fresco preparados por un chef y servido en vajilla de plata o de porcelana.