El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) está funcionando "extremadamente bien", pero todavía habrá que esperar hasta finales de 2012 para saber si existe el "bosón de Higgs" o "partícula divina", que explicaría por qué otras partículas elementales tienen masa, es decir, una de las claves del Universo.
Así lo expuso hoy el director general del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), Rolf Heuer, en la presentación de los resultados científicos del primer año de funcionamiento del LHC, durante la Conferencia de Eurofísica sobre Física de Altas Energías, que reúne en Grenoble (sureste de Francia) a 700 científicos.
"La respuesta a la pregunta de Hamlet sobre el 'bosón de Higgs', ser o no ser, la tendremos al final del año que viene", bromeó Heuer, quien subrayó que no se puede esperar "demasiado y demasiado pronto" ya que se trata del primer año de trabajo de una máquina planeada para permanecer operativa dos décadas.
El LHC, un acelerador de partículas construido en un túnel circular de 27 kilómetros y situado bajo la frontera entre Francia y Suiza, está funcionando mejor de lo que cabía esperar.
En su interior se hacen chocar dos haces de protones que rozan la velocidad de la luz y se analizan las altísimas energías subatómicas que producen. El nivel de colisiones ha alcanzado en tres meses el objetivo fijado para todo el año 2011, es decir 70 millones de colisiones de partículas.
Sin embargo, aún será necesario multiplicar por diez la cantidad de datos estadísticos recabados para saber si existe o no el célebre "bosón", denominado también "partícula divina", agregó Heuer.
"Estamos viviendo momentos muy excitantes para la física de partículas" y no disponer aún de los datos que permitan despejar esa incógnita no es en absoluto una "decepción", añadió el director del CERN en una conferencia a la que asistieron, entre otros, los premios Nobel de Física David Gross (2004) y George Smoot (2006).
No hay "decepción por no haber encontrado pistas sobre algo que vaya más allá del Modelo Estándar de la física de partículas", que describe las relaciones entre las interacciones fundamentales conocidas entre partículas elementales que componen toda la materia.
"Estaría decepcionado si la máquina no funcionase", añadió.
Se trata del primero de los misterios físicos que intentan desvelar los expertos que trabajan con los datos que genera el acelerador y tanto probar la existencia del bosón como certificar que no existe sería un descubrimiento.
Si se llegara a encontrar el último elemento que falta en el denominado Modelo Estándar de la física de partículas -enunciado en la década de 1960 por el profesor Peter Higgs- se podría comprender por qué las masas de unas partículas elementales y otras son distintas.
Pero si la deseada partícula no apareciese, evidenciaría que el Modelo Estándar de la física de partículas está incompleto y abriría nuevas vías de pensamiento a los científicos.
En paralelo, hasta finales de 2012, los responsables del CERN abundarán también en otros de los misterios a los que se consagran los físicos que trabajan con el LHC, considerado una de las mayores proezas científicas de la historia de la Humanidad, aunque se espera que "el primer gran descubrimiento llegue el año que viene".
Entre ellos, determinar si existen más de tres dimensiones, comprender las diferencias entre materia y antimateria, saber si existe la supersimetría o determinar si es posible hacer arqueología cósmica y explicar mejor qué pasó durante el Big Bang, hace 14.000 millones de años.
En el tiempo que lleva funcionando el LHC (desde el 20 de noviembre de 2009, tras una avería inicial en 2008) se han comprobado propiedades de partículas ya conocidas, lo que ha permitido avanzar "ahora hacia un territorio inexplorado".
En palabras de Fabio Zwirner, presidente de la división física de altas energías de la Sociedad Europea de Física (EPS, por sus siglas en inglés), "si se compara con el Tour de Francia, el amarillo del maillot ha ganado intensidad".
Una vez empiecen a llegar los primeros resultados científicamente revolucionarios, se podrá plantear la construcción de un nuevo acelerador, tarea que requeriría muchos años y financiación, visto que el actual LHC ha necesitado 20 años de trabajo, 4.000 millones de euros de financiación y la contribución de miles de científicos.
"Tenemos muchos planes, pero empezaremos a estudiarlos cuando el LHC nos diga dónde está el nuevo continente en el que buscar territorios. No tiene sentido poner nada sobre la mesa hasta que no tengamos todos los resultados del LHC", agregaron los expertos.
EFE