El caldo de pollo dificulta el movimiento de unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos, que acuden a los lugares infectados y liberan enzimas que no solo destruyen virus y bacterias.
El consumo de este platillo también fomenta la liberación de mucosidades y atacan a células del propio organismo, provocando la inflamación de los tejidos, afirman científicos de la universidad de Nebraska.
De este modo, según los profesionales estadounidenses, la sopa de pollo reduciría los molestos síntomas propios de los resfriados, reduciendo la inflamación de la garganta y de las mucosas nasales sin que por ello disminuya la actividad antiviral de nuestro sistema inmune.
Es más, sostienen que para disminuir el riesgo de contraerla, una sopa de pollo debe llevas además, cebollas, papas, zanahorias, nabos, perejil, sal y pimienta, publica la revista Chest.